El Plato del Bien Comer se dio a conocer hace poco más de una década. No existe, hasta la fecha, alguna valoración sobre el éxito o fracaso de este programa. Al menos, algún análisis que se dé a conocer, abiertamente.
El objetivo del Plato del Bien Comer es explicar a la población cómo conformar una dieta completa y equilibrada y lograr una alimentación saludable, mediante el fomento de la combinación y variación de alimentos.
Para ello, uno de los mensajes centrales recomienda que, en cada comida, se incluya, por lo menos, un alimento “de cada uno de los tres grupos”, que componen la dieta general y que, de una comida a otra o, al menos, de un día a otro, se cambien los alimentos utilizados en cada grupo.
Este mensaje carece de sentido si no se establece claramente cuáles son esos “tres grupos de alimentos” y cómo se constituyen.
Las actividades de orientación alimentaria tienen una gran complejidad: exigen el contacto directo y repetido del orientador con el público receptor para dar a los mensajes un contenido práctico lo más individualizado posible y, por lo tanto, no se les puede reducir a un esquema por más elocuente que sea.
Las imágenes del plato citado son sólo instrumentos y a ello deben limitarse, sin pretender sustituir la campaña misma y mucho menos la orientación verbal.
El esquema del plato tiene el único propósito de ilustrar los grupos de alimentos para apoyar mensajes debidamente adaptados a cada región y situación particular.
No obstante, es importante que el mismo no se le altera en ningún detalle, porque así fue cómo se evaluó y comprobó su efectividad.
Para clasificar a los alimentos, se partió de las siguientes premisas:
a) Los humanos somos primates, por lo que la base de su alimentación natural deben ser los tejidos vegetales frescos, es decir, lo que se conoce como verduras y frutas.
b) Esta base se ha sustituido parcialmente por semillas maduras de ciertas gramíneas a las que, por su importancia agrícolas, se les llama cereales. El consumo de ellas se hizo posible hace unos 100 mil años, a partir del dominio del fuego que permite cocerlas y hacerlas comestibles, y aumentó con el establecimiento de la agricultura, hace unos 10 mil años.
c) La base mixta de los tejidos vegetales frescos y semillas maduras de cereales ha sido relativamente bien tolerada y permitió el desarrollo de la civilización, pero puede tener algunos inconvenientes. Por otra parte, las semillas maduras de cereales contienen fitatos que reducen la biodisponibilidad de algunos nutrimentos, en especial, inorgánicos, más allá de cierto límite y, en especial en los niños, pueden satisfacer las necesidades energéticas antes que las de algunos nutrimentos.
d) Las semillas maduras de leguminosas y los alimentos de origen animal pueden compensar los posibles defectos de la base mixta antes mencionada, ya que aportan nutrimentos inorgánicos biodisponibles y otros en concentraciones relativamente mayores.
En consecuencia, se puede pensar que los grupos fundamentales de alimentos son: los dos que forman la base de la dieta y cuya presencia resulta imprescindible en la dieta actual (verduras y frutas, por un lado, y semillas maduras de cereales, por el otro) y un grupo más que sirve para asegurar la biodispinibilidad y concentración suficiente de nutrimentos potencialmente deficitarios o poco biodisponibles, función que pueden cumplir lo mismo las semillas maduras de leguminosas que los alimentos de origen animal.
Ciertamente, las leguminosas podrían separarse de los alimentos de origen animal, pero se prefirió juntarlos porque:
a) la clasificación en tres grupos es más simple y fácil de recordar que la de cuatro
b) porque en el pasado así se han clasificado y no conviene hacer cambios innecesarios que pudieran confundir
c) porque así se abren mayores posibilidades de elección que sin proscribir los alimentos de origen animal, benefician tanto a los sectores de población económicamente limitados, que en las semillas de leguminosas pueden tener opciones más económicas, como a los sectores expuestos a enfermedades crónico degenerativas para los que las leguminosas son alternativas más saludables.
Por lo anterior, se aprecia que la agrupación de alimentos que se eligió no se basó en semejanzas externas ni en la composición química de los alimentos, sino en la función general que cada grupo cumple en la dieta.
Fuente: El Plato del Bien Comer.
Taller de Orientación Alimentaria. Alimentación: El reflejo de tu salud.
Maité Plazas Belausteguigoitia y Martha Kaufer Horwitz.
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