Alimentos sanos
Como parte de una mejor alimentación, a nivel mundial, organismos internacionales de la salud proponen que la población consuma alimentos más sanos, cada día.
Esto no deja de ser una aspiración todavía, porque adquirir productos más sanos para su consumo depende de la situación económica y, al menos en México, no hay la capacidad financiera para que todos puedan pagarlos.
Además, existen la tradición popular de adquirir productos y alimentos callejeros que son más económicos, aunque la higiene en su elaboración y oferta no sea siempre la más adecuada.
Los llamados antojitos mexicanos tienen una gran demanda y se encuentran en cualquier lugar.
Tacos en sus múltiples presentaciones culinarias al igual que tortas, pambazos, tostadas, tamales, atoles y demás viandas populares, tienen la aceptación de las autoridades sanitarias por la composición de sus ingredientes en equilibrio, pero no siempre se elaboran con todos ellos para su venta callejera.
La alternativa son las cocinas económicas que, al igual, son de bajo costo, pero su combinación tampoco es la más adecuada.
Hay restaurantes que ofrecen menús en equilibrio e incluyen gran variedad de frutas y verduras, aunque su costo está por encima de la capacidad de pago de la inmensa mayoría de la población.
Además, no existe aún la costumbre de asistir a estos lugares, pese a las recomendaciones de preferirlos sobre la adquisición de comida callejera.
Recientemente, expertos en inocuidad de 22 países de América Latina participaron en el 4º. Foro Internacional de Alimentos Sanos, en Aguascalientes, capital del Estado del mismo nombre.
En este encuentro, Enrique Sánchez Cruz, director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), puso énfasis en esta cualidad de los productos agropecuarios para la preparación de los alimentos, pero lo enfocó a la exportación, en especial a los requerimientos de las legislaciones norteamericanas.
Dijo que la nueva Ley de Inocuidad de los Estados Unidos que comenzará a operar en octubre próximo, habría que aprovechar esta circunstancia para ofertar productos sanos.
Convocó a los sanitaristas a trabajar juntos en un esquema de producción de alimentos sanos y a armonizar protocolos y criterios para análisis en laboratorios, a fin de fortalecer los programas de inocuidad en América Latina y dar certeza a los consumidores de México y el mundo.
También les pidió trabajar de cerca con los consumidores para que estén bien informados y exijan alimentos sanos y de calidad, además de motivarlos para que realicen correctamente el manejo de los alimentos del anaquel a su mesa, para preservar la inocuidad.
Es la tendencia mundial, pero deja fuera a la gran mayoría de la población porque carece de los recursos económicos suficientes para obtener las materias primas que reúnan esas condiciones de sanidad e inocuidad.
Por lo general, las amas de casa adquieren los productos para la preparación de los alimentos en tianguis o verdulerías, cuyo costo es más económicos, aunque se sacrifique la calidad sanitaria.
Otro punto de compra de esas materias primas son los mercados y supermercados que ofrecen mejor calidad, pero no siempre es la más adecuada o el precio es más alto.
Actualmente, existe una corriente mundial que pugna porque algunos productos se cultiven en los mismos hogares, aprovechando las modalidades de huertos en casa o urbanos y los cultivos en azotea, pero la agricultura es una actividad que no ofrece atractivo para la generalidad de la población.
Existen pocas personas que lo hacen en medios rurales, más por tradición que por la búsqueda de salud, no así en las ciudades donde los trabajos consumen gran parte de las horas y los trabajadores prefieren descansar o tener un poco de diversión en lugar de cultivar sus alimentos.
En sí, el principio de la búsqueda de sanidad alimentaria es bueno, aunque su puesta en práctica es muy difícil de aplicar en todo el mundo.
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