La caída de cabello se considera normal, siempre y cuando sea del orden de 50 a 100 diarios. Descubrirlo en el cepillo, sobre la ropa, en la almohada o al bañarse, preocupa a cualquier persona, ocasiona un trauma mayor y supone un problema importante. Los factores más frecuentes son el hereditario, hijos cuyos padres o abuelos fueron calvos, tienen mayor predisposición a padecerla, y hormonal, propiciada por niveles de ciertas hormonas que actúan en el crecimiento, desarrollo y caída del pelo. La alopecia masculina es la más frecuente.
La calvicie depende de si los folículos pilosos son más o menos receptivos a los andrógenos y no de la cantidad de éstos. En raras ocasiones, se presenta en la mujer por alteración del equilibrio de las hormonas sexuales, tiroideas o hipofisianas, asociadas a cabellos frágil, fino y seco, así como a alteraciones en la piel. Aumenta en la menopausia por la reducción importante de la progesterona.
La mala nutrición y la anemia son causas habituales de caída de cabello mayor a la normal; la deficiencia de algunos nutrientes provoca retraso en la síntesis de proteínas con reducción del crecimiento del cabello, lo mismo que dietas estrictas para adelgazar y por tiempo prolongado.
El factor ambiental, debido a la contaminación del aire y agua, descuido del cabello, uso de acondicionadores, modeladores, permanentes, enchinadores, alaciados y tintes, dañan hasta al cabello más fuerte.
El tratamiento es multidisciplinario, médico, nutricional, medicamentoso, psicoterapéutico y alternativo. Lo importante es atender el padecimiento rápidamente y tener precaución en contar los cabellos perdidos durante el día, lo mismo que revisar si hay nuevo lo que indicaría que se está regenerando.
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