Fumar, padecer colesterol alto y presión arterial alta aumenta el riesgo hasta 20 veces más. Cuando el colesterol está elevado, junto con otras sustancias, se deposita en las arterias y forma placas que, más tarde, aumentan su tamaño y, gradualmente, tapan los vasos y limitan la circulación de la sangre. Estas placas pueden romperse, sangrar y formar coágulos que obstruyan por completo el paso de la sangre. Si son las arterias coronarias las afectadas, se produce infarto cardíaco; si son las cerebrales, infarto cerebral, y si son los miembros inferiores, gangrena.
Consumir verduras y frutas evita problemas cardiovasculares.
El colesterol se encuentra en el cuerpo humano. Ayuda a formar las membranas de las células, algunas hormonas y otros productos necesarios para el buen funcionamiento orgánico. Una parte lo produce el hígado; otra, los alimentos de origen animal, como yema de huevo, vísceras (menudo, hígado, riñón y sesos), carnes grasas, derivados de leche entera como quesos, crema y mantequilla.
Cuando sus niveles en la sangre son mayores a 200 mg por cada 100 ml aumenta el riesgo de un ataque cardíaco. Debe iniciarse un programa de alimentación adecuada combinada con ejercicio. Conviene comer frutas, verduras, legumbres, cereales, pollo, pavo, pescado, leche descremada, queso cotagge o requesón y reducir las grasas.
Las personas que han sufrido un ataque cardíaco o cerebral deben mantener el colesterol por abajo de los 200 mg, suspender el tabaco, adelgazar y controlar diabetes y presión arterial. La actividad física, practicada, diariamente, ayuda a perder peso y a disminuir los niveles de colesterol malo e incrementar el bueno.
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