La madreselva, cuyo nombre científico es Lonicera caprifolium, pertenece a la misma familia botánica del saúco y el viburno, es una de las plantas a las que poetas y novelistas han recurrido con mayor frecuencia para ensalzar en sus textos su delicada aroma que se respira al atardecer o después de la lluvia, y la eternidad de su perfume cuya planta llega a vivir hasta 40 años. Según la leyenda, una madreselva creció espontáneamente sobre la tumba de los enamorados Eloísa y Abelardo, justamente como símbolo del vínculo invisible que los habría mantenido unidos por toda la eternidad. Ahora, especialistas italianos aprovecharon todas esas virtudes para obtener una fragancia con el nombre, precisamente, de Madreselva, que, como siempre, es una placentera armonía y dulce recuerdo que cautiva desde siempre.
Fuente: L’Erbolario
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