Su objetivo es reforzar selectiva y gradualmente los músculos respiratorios con cierto tipo de ejercicios para mejorar la ventilación y evitar la inmovilidad. Se organiza según la región del tórax. Por ejemplo, en la parte superior, llamada apical, o en los lados torácicos, denominados costolaterales que incluyen al diafragma y las costillas inferiores.
El fisioterapeuta coloca las manos en la parte superior de la espalda e indica al paciente inhalar profundo por la nariz expandiendo sólo la parte superior del pecho. Para lograrlo mejor, aplica ligera presión y pide concentrar sus esfuerzos en esa regón sin emplear los músculos del cuello u hombros, luego exhala, en forma lenta por la boca con los labios ligeramente fruncidos. Puede presionarle esa región para prolongar la respiración al máximo.
Para las regiones costolaterales se aplica, exactamente igual. Las costillas inferiores deben expandirse hacia los lados, sin utilizar los hombros ni la zona apical. Para realizar la respiración diafragmática se le pide al paciente expandir la parte anterior de las costillas inferiores. El fisioterapeuta coloca sus manos en la parte anterior de las últimas costillas para ayudarle a expandirlas en la inspiración, ejerciendo ligera pesión durante la exhalación.
La mejor forma de enseñar estos ejercicios al enfermo es indicarle que se siente frente a un espejo y observe los movimientos. Es importante que el paciente coloque sus manos en los segmentos pulmonares específicos ejerciendo ligera presión, tanto en la inspiración como en la espiración. Este entrenamiento requiere, aproximadamente, 6 semanas de sesiones diarias, utilizando, como referencia, la resistencia inicial previa de enfermo. La fisioterapia pulmonar es necesaria e indispensable cuando hay alguna enfermedad de las vías respiratorias o al existir gran cantidad de flemas. Es parte de la respiración adecuada, pues pocas personas saben hacerlo, correctamente.
En la fisioterapia respiratoria, sea drenaje postural, palmopercusión torácica o ejercicios respiratorios, pueden presentarse algunas complicaciones, como fractura de costillas, debido a tratamientos demasiados enérgicos, presencia de osteoporosis no diagnosticada o metástasis en costillas, así como mareos, fatiga extrema y dificultad respiratoria. A excepción de mareos y desmayos, esas complicaciones se previenen observando al paciente mientras se desarrollan las técnicas o interrumpirlas para buscar otro tipo de tratamiento.
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