Evite, tanto como sea posible, los alimentos enlatados y preparados, recurriendo al jardín de la Naturaleza, es decir, frutas y verduras frescas, crudas o cocidas al vapor. Dentro del cuerpo, los alimentos se convierten en energía y calor, por lo que deben ser de la mejor calidad. El bienestar de la persona depende más de lo que se digiere que de lo que se consume. Cuide su digestión. Trate que sus alimentos sean tan puros como sea posible, libres de aditivos, conservadores, colorantes, azúcares artificiales y con la menor cantidad de condimentos. Cocine con hierbas, como epazote, hinojo, albahaca, de olor, etc.
Los alimentos deben ser tan enteros como sea posible, no refinados ni muy elaborados. Quitarle la cascarilla al arroz le priva de la vitamina B y silicio, necesarios para el buen funcionamiento de cerebro y sistema nervioso. Se usa más el grano blanco que el integral porque el primero se ve más limpio y atractivo, pero carece de algunos nutrientes. Construir un buen cuerpo requiere de equilibrar proporciones y variedad de los alimentos. Coma buenas proteínas a diario, de preferencia de origen vegetal, como nueces, cacahuates, pistaches, almendras, ajonjolí, semillas de girasol, pepita de calabaza, piñones, nuez de la india, quesos, arroz, frijoles, soya, leche y huevo, no frito, sino escalfado o tibio. Evite grasas y carne de cerdo; prefiera pescado.
Consuma, diariamente, el almidón que se encuentran en el pan de centeno, arroz integral, mijo y maíz, cocidos al vapor. Así, evitará aumentar de peso y producir mucosidades o flemas (alteraciones catarrales) que afectan a muchas personas. Estos almidones aseguran el desarrollo de un cuerpo con mejores tejidos que favorecen la salud física y mental. Papa, plátanos horneados o muy maduros, calabacita y tortilla son también almidones recomendables.
Evite, en lo posible, el pan de trigo, bastan una o dos rebanadas al día y exclúyalo de la dieta de los enfermos. Si lo consume, combínelo con otros buenos almidones, como el negro integral. El trigo forma grasa, mientras que el centeno desarrolla músculos. Si ha consumido muchos alimentos de harina modifique sus hábitos alimenticios y su cuerpo se amoldará a estos cambios.
Para una buena dieta, consuma diario 6 vegetales, cocidos o en jugo y varias frutas. Las comidas deben ser variadas. Evite el azúcar blanca y prefiera la morena, mascabado, piloncillo, miel de abeja, de maguey o maple para endulzar.
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