lunes, julio 27, 2009

El misterioso gen FOXO3A

Hombres centenarios

El FOXO3A es un gen con entidad propia, cuyas variantes se relacionan con vivir hasta 100 años e, incluso superarlos. Al menos es lo que se desprende del estudio realizado por científicos de la Universidad Christian-Albrechts en Kiel, Alemania, a partir de análisis genéticos de 388 alemanes centenarios, resultados que se compararon con 731 personas jóvenes.

Este primer estudio, que permite dilucidar claramente la influencia genética en la longevidad, aparece en el último número de la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EU “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS). El pasado septiembre, un equipo americano publicó en PNAS un estudio que sugería que las variantes de este gen eran más frecuentes en poblaciones americanas y japonesas que superaban los 95 años.

Ese resultado sólo podría confirmarse con otro independiente en otra población diferente, dijo Almut Nebel, autora principal del trabajo. Ahora, lo ha ratificado.

La conexión del gen con la longevidad

"Hemos eliminado cualquier duda sobre la conexión entre el FOXO3A y la longevidad", asegura Nebel, que cita un estudio con centenarios franceses que sigue su misma línea. "Este descubrimiento es de gran importancia, puesto que existían algunas diferencias genéticas entre americanos y japoneses. Ahora podemos afirmar que este gen es, probablemente, muy importante en la longevidad de todas las poblaciones del mundo", dijo.

De hecho, el FOXO3A es un gen que, en los humanos está en la pareja 6 de cromosomas. En gusanos y moscas, las variantes de escritura de este gen se asociaban a la longevidad de estos organismos.
Frederike Flachsbart, autora principal del trabajo, cree que lo más difícil fue encontrar personas que tuvieran más de 100 años para enrolarlas en el muestreo. "De forma curiosa, los efectos genéticos son mucho más evidente en los centenarios que en las personas de 95 años", comentó.

Todavía no se sabe cuál es la acción específica de este gen y cómo alarga la vida, pero es un primer paso, sin duda, para comprender hasta qué punto una vida libre de enfermedades depende de cómo estén escritas algunas partes críticas de nuestro genoma.

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