Se define como hidroterapia al tratamiento que emplea el agua en sus diferentes estados físicos para la salud del organismo. Es conocido el efecto reconfortante de un baño de agua caliente después de un día ajetreado para vencer el cansancio y tensión muscular o un duchazo de agua fría para despertar las facultades mentales y sentirse ágil, física y síquicamente. El agua es indispensable para la vida, sin ella no duraríamos ni tres días vivos.
Las diferentes formas de su aplicación son: compresas clientes o frías, baños de vapor o de agua fría o caliente, baño de asiento, baño genital, de pies o de brazos; fricciones con agua fría o caliente, dirigir chorros de agua a presión a diferentes áreas del cuerpo con regadera o manguera para lograr efecto específicos, como aliviar dolores musculares o tensiones y activar la circulación sanguínea y linfática.
La aplicación de agua caliente en el cuerpo dilata los vasos sanguíneos superficiales, lo que mejora la circulación de la sangre y relaja músculos y transpiración. El agua fría, aplicada sobre la piel, desinflama tejidos, refresca la temperatura, revitaliza órganos y tonifica los músculos, contrayéndolos; hace que fluya la sangre a órganos internos y descongestiona tejidos, como el intestinal.
Inhalar vapor de agua sola o con algún tipo de planta medicinal es útil para refrescar las vías respiratorias y descongestionarlas; fluidificar secreciones para que fácilmente salgan de los pulmones o bronquios. Para tratar el acné, utilice vapor de agua sobre la cara para abrir los poros y extraer impurezas, luego aplique agua fría para cerrarlos y lograr su recuperación.
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