lunes, noviembre 08, 2010

Salud en las Huastecas

Espanto

Es una de las enfermedades más comunes en los pueblos de las Huastecas, según el Diccionario de Medicina Tradicional Mexicana, cuya función es sólo cultural. El paciente que lo sufre debe recibir ayuda médica de un terapeuta tradicional, pues, según los curanderos, el médico alópata no conoce este padecimiento y, en consecuencia, no puede curarlo.

Para su tratamiento se aplican procedimientos terapéuticos destinados a lograr que el enfermo sude para suprimirle el dolor de cabeza y articulaciones, y eliminar la sensación de enfriamiento que presenta.

Una de estas prácticas son los baños con plantas empleadas para la limpia, que es parte del tratamiento, como corazoncillo, palo mulato o chaca, calal iztahua y xolol de palo liso y de palo "cuadrado", o se administran tés de la planta llamada boocheekel, que se prepara restregando sus hojas en un recipiente con agua. El paciente debe tomar 3 vasos una sola vez y acostarse bien cobijado. Si el sudor despide un olor desagradable, es indicio de que el mal ha comenzado a salir.

Otros curanderos recomiendan un té preparado con pirul, mohuite, hediondilla, poleo, anís y 9 cruces de palma que se bendicen durante la misa dominical. Se hierven los ingredientes, se dejan enfriar y se administran en dosis de dos vasos al día para que el enfermo comience a "tener sueño y ánimo de salir de su casa, platicar y comer", o se utiliza toronjil, poleo negro, flor de mohuite y hierba de huachochile; el té se toma como agua de tiempo.

Muchos terapeutas utilizan fricciones preparadas con un macerado en aguardiente de las plantas empleadas en la limpia. Con el líquido, frotan con energía brazos, columna vertebral y talones del paciente y "le jalan los cabellos".

Cuando el enfermo recobra la salud, su familia debe hacer una ofrenda, consistente en un tamal de pollo especial para ofrendas. El terapeuta hace una limpia a todos los presentes con el corazón crudo del pollo, siete monedas, una vela y un litro de aguardiente, que enseguida entierra como obsequio a la "madre Naturaleza", o ponen una mesa frente al altar, la familia del paciente coloca 12 tacitas de café y 12 trocitos de pan. Durante la ceremonia, el terapeuta sahúma a todos los presentes. Al final, todos comen el tamal.

Durante el tratamiento y mientras el enfermo no sienta algún alivio, no debe mojarse ni salir de su casa y caminar lo menos posible. A los tres días de iniciado el tratamiento, se le revisa para comprobar si muestra signos de mejoría.

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