lunes, noviembre 01, 2010

Tratamientos médicos de los Yaquis

Dolor del cuerpo


Enfermedad de calidad fría que afecta, con frecuencia, a la población adulta y que se produce generalmente por realizar esfuerzos considerables o ejecutar trabajos muy pesados. Si no se trata a tiempo puede desencadenar reumatismo, según el Diccionario de Medicina Tradicional de México, cuyo carácter es sólo cultural.

No es una afección grave, pero su peligrosidad aumenta si es una mujer puérpera, condición que la hace más vulnerable a muchas enfermedades. En ocasiones, el dolor de cuerpo surge luego de varios años, sobre todo si después de sus partos no sigue los consejos de las parteras.

Los síntomas más relevante que presentan los pacientes son "no comer, sentirse débiles, tener mareos y dolor de cabeza, sufrir cansancio constante, dolor de piernas y espalda y todo su cuerpo lo sienten pesado".

Los tratamientos consisten en sobadas que se aplican en todo el cuerpo, especialmente en las zonas más doloridas con pomadas de tipo comercial o preparados con plantas medicinales, entre ellas, nuez moscada, mirística, romero y jengibre. Estas terapias tienen la finalidad de calentar el cuerpo del paciente para que "sude la enfermedad".

Todos los tratamientos se deben realizar una vez al día durante tres días, tiempo durante el cual se les aconseja "evitar bañarse y comer cosas heladas". En tiempo de frío, el terapeuta recomienda complementar la terapia con la ingestión de un té de manzanilla.

En el caso de las mujeres puérperas o que han adquirido la enfermedad después de años de "desarreglos", la sobada se acompaña de un "baño total del cuerpo y un lavado de vagina" con romerillo fresco, cuya planta completa se deja serenar toda la noche en unos 30 litros de agua, de los que se aparta un litro para realizar los "lavados internos de vagina".

La finalidad de este tratamiento es "cerrar el cuerpo" de la mujer, ya que, según los conceptos de muchos pueblos indígenas de México relativos al ciclo reproductivo, durante el parto el cuerpo de la mujer se abre y, de no efectuarse alguna práctica que ayude a "cerrarlo", puede entrarle el frío.

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