lunes, abril 29, 2013

Salud entre los indígenas


Forma de tratar las quebraduras

La quebradura se asocia a descuidos y caídas. Las fracturas en brazos y piernas son las más frecuentes y, comúnmente, se acompañan de dolor, hinchazón, inmovilidad y, en ocasiones, de la exposición del hueso fracturado.

Los hueseros son los encargados de realizar los tratamientos, observando los siguientes pasos: diagnostican sobando o palpando la zona afectada, colocan el hueso en su lugar realizando diversas maniobras, promueven su consolidación y lo protegen del frío, cubriendo la fractura con plantas o telas y lo inmovilizan con tablillas o pastas para que endurecerse, según la medicina tradicional, cuyo carácter es sólo cultural.

En Tamulté, Tabasco, el especialista desliza sus dedos índice y pulgar por la zona dañada y, una vez que se cerciora de la lesión, acomoda sus manos bajo una manta negra para unir el hueso roto. Lo soba con alguna pomada para colocarlo en su lugar, lo venda y entablilla; en los niños el hueso debe quedar en su lugar, pues un desacomodo detendría su crecimiento.

En Mazatzongo, Puebla, el sobador aplica resina de ocote sobre el sitio afectado, acomoda el hueso en su posición correcta y antes de entablillarlo, lo cubre con lana de borrego. En Misantla, Veracruz, después de unir el hueso, aplica una bilma elaborada con la raíz del bejuco rojo (Lonicera pilosa) y tripa del diablo (Rhipsalis baccifera).

Los tzotziles amasan la parte lastimada para situar el hueso en su posición correcta, luego soplan para mitigar el dolor y fijan el entablillado con una venda. Algunos especialistas pasan unas hojas de chijilté (Sambucus mexicana) sobre la quebradura antes de colocar el hueso en su sitio y otros puncionan con un trozo de botella alrededor de la lesión para que salga la sangre mala.

En Yucatán, el huesero maya prepara una masa con trocitos y resina de tzaibacil que acomoda alrededor del hueso; al solidificarse este emplasto, cumple las funciones de una férula. Los yaquis de Sonora soban alrededor de la fractura para ablandar los músculos, una vez que lo conseguen, con un jalón ponen el hueso en su sitio y lo vendan con una tela empapada en lechuguilla, un mezcal regional.

En Charapan, Michoacán, después de colocar el hueso en su lugar, lo inmovilizan con tablas delgadas de tejamanil y lo envuelven con una cobija de lana untada con una mezcla de resina, para que el hueso no agarre frío. En Sicuicho, amasan la parte quebrada por largo tiempo y después atan una bilma de ocote fino que retiran cuando el enfermo se siente bien y en Caltzontzin, colocan el hueso en su sitio, luego lo soban con aceite de comer y lo vendan.

1 comentario:

Amanda dijo...

sin duda ellos tenían y conservan conocimientos sobre la naturaleza que nos sobrepasan aún, pensar que árboles como el ocote pueden llegar a ser tan útiles