martes, septiembre 02, 2014

De la tradición mexicana

Formas de tratar el incordio
     
El incordio se caracteriza por una pequeña tumoración en las ingles o en las axilas, acompañada de dolor que se exacerba al movilizar la parte afectada.

Sus manifestaciones son dolor e hinchazón, a menudo con salida de material purulento, calentura y dificultad para caminar.

Este padecimiento se trata con procedimientos mecánicos, masajes y aplicación de plantas medicinales, según la medicina tradicional nacional, cuyo carácter es sólo cultural.

En Guerrero, se coloca al paciente boca abajo y se le fisionan las piernas hasta que sus talones tocan los glúteos; en los Altos de Chiapas, se le sujetan los dedos del pie afectado con una hoja morada de maíz; los nahuas de Yancuictlalpan, Puebla, lo consideran de calidad fría, por lo que calientan siete olotes rojos y refriegan el pie sobre ellos, para que el calor elimine la tumefacción.

Un procedimiento similar utilizan en Sonora, pero con la variante de que sólo se utiliza un olote y, en caso de que el incordio sea axilar, se le hace rodar con las manos sobre el tumor.

Los mayas yucatecos de Dzitas y totonacos veracruzanos de Papantla aplican diversas especies vegetales; los primeros utilizan aceite comestible y azafrán, mientras que los segundos usan el jugo de sábila (Aloe vulgaris) y tabaco (Nicotiana sp.) macerado en aguardiente o el agua en la que se hirvieron semillas de colorín (Erythrina caribaea), sal y sal caliza.

Si el incordio tiene pus, se punza con una espina y luego se cubre con un pedazo de cebolla (Allium sp.) o con hojas tiernas de colorín.

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