sábado, octubre 10, 2015

Diseño del nuevo ser humano

¿Reivindicar el azúcar?

Al azúcar, junto con la sal y la harina, son las tres causas de los problemas de obesidad y diabetes que aquejan a la humanidad, aseguran especialistas. A esta tríada se le llama “los asesinos blancos” en el argot médico.

Ante tal señalamiento, el azúcar tuvo defensores, de inmediato. Estudios propiciados por la industria refresquera, saltaron a la palestra para demostrar que, en realidad, el origen de la obesidad no estaba tanto en el consumo del dulce, sino en la falta de ejercicio, producto de los adelantos de la vida moderna.

Niños y jóvenes pasan horas y horas frente al televisor, computadora, celulares y demás instrumentos de comunicación y distracción.

¿La solución?: moverse. De hecho, autoridades de salud mexicanas incluyeron en sus programas de salud preventiva el proyecto “Muévete”, que incita a la población a hacer ejercicio para quemar las calorías excedentes.

Actualmente, la Ciudad de México cuenta con instalaciones para lograr ese fin en parques que la población utiliza para ejercitarse.

También liberó algunas calles de automóviles y las convirtió en vialidades peatonales del Centro Histórico para que la población abandone el auto y camine, otra forma simple de hacer ejercicio.

La condena del azúcar aumentó al aparecer los edulcorantes artificiales, en especial la fructosa, como sustitutos del dulce de caña o de remolacha.

Estos edulcorantes se difundieron con una gran campaña de mercadotecnia que ponía énfasis en su lema de cero calorías.

Los detractores volvieron al ataque y acusaron a estas alternativas de ser más venenosas que el mismo azúcar natural.

Ahora, el programa “Azúcar de caña” busca reivindicar a este dulce.

“Saca el mejor beneficio del azúcar en tu dieta”, señala uno de sus últimos artículos donde sostiene que, “diferente a lo que piensa la mayoría de las personas, el consumo de azúcar es compatible con una dieta equilibrada”.

Agrega que “todos los carbohidratos que una persona come deben suministrar más de la mitad de la energía en la dieta. Y en ese sentido, el azúcar debe ser visto como una fuente de hidratos de carbono”.

Indica que mientras que el azúcar refinada contiene sólo carbohidratos, parece que hay una amplia gama de ingesta de azúcar sobre la cual no se vea comprometida la adecuación de nutrientes de la dieta total.

Hay quienes afirman que al consumir grandes cantidades de azúcar puede no estar recibiendo suficientes vitaminas y minerales en su dieta, señala.

Sin embargo, estos consumidores, por lo general, no tienen una menor ingesta de vitaminas y minerales que los de ingesta baja de azúcar.

Recurre a la FAO para afianzar su hipótesis, según la cual este organismo internacional dice que la clave para conseguir lo mejor de su comida y elección de una dieta con el beneficio nutricional óptimo es comer una variedad de alimentos.

Ante esto, el programa Caña de azúcar recomienda:

  • Comer para satisfacer sus necesidades.– Es decir, aquellos que hacen una gran cantidad de actividad física y utilizan una gran cantidad de energía deben tomar más energía que los que no hacen mucha actividad física.
  • Proteger la calidad y seguridad de los alimentos.
  • Mantenerse activo y en forma.


El azúcar no causa obesidad

Argumenta la falta de pruebas consistentes para sugerir que la adicción al azúcar causa obesidad. Señala que esto no es un concepto válido. Las líneas de evidencia de los estudios de población humana debilitan aún más esa hipótesis.

Ante tal veracidad, propone:

  1. La gran mayoría de las personas con sobrepeso no muestra un comportamiento convincente o perfil neurobiológico que puede ser visto o parecerse a la adicción.
  2. Las personas que pueden definirse clínicamente con el Binge Eating Disorder no son siempre obesas.
  3. Si la adicción al azúcar existe dentro de la población humana, será necesaria la investigación adicional delinear este comportamiento. En la actualidad, las pruebas disponibles señalan que en la adicción al azúcar o a la comida de cualquier tipo hay un importante motor de la prevalencia a la obesidad.

Existen explicaciones psicosociales alternas para la ansiedad y comportamiento hacia ciertos alimentos que se atribuyen, a menudo, subjetivamente como “adicción”.

Un fuerte deseo de comer es probable que surja si la comida es muy apreciada, pero su consumo.

La evidencia actual no soporta la idea de que la adicción humana al azúcar sea un concepto válido o que sea una característica de las personas que sufren de trastorno por atracón o que son obesos.


Glucosa: gasolina de la mente
La administración de la glucosa puede mejorar el funcionamiento cognitivo, en particular, la memoria a corto plazo y la atención.
El cerebro es un órgano muy activo cuyo combustible es la glucosa, un tipo de azúcar presente en frutas, zumos, miel, mermeladas y azúcar, que se puede almacenar en el hígado y músculos.
Para mantener una buena función cognitiva, especialmente a la hora de realizar tareas que exijan mucho a escala mental es importante mantener un nivel de azúcar en sangre óptimo, lo que se consigue comiendo con regularidad.
Las tareas mentales más intensas parecen responder mejor a la glucosa que las más sencillas, lo que se podría deber a que la absorción de glucosa por parte del cerebro aumenta en condiciones de estrés moderado.
Obtener la energía necesaria para mantener la actividad del cerebro depende del suministro continuo de glucosa del torrente sanguíneo. En una dieta saludable, entre 45 y el 60 por ciento de la energía total debería proceder de los carbohidratos.
Un adulto de peso normal requiere 200 gramos de glucosa al día, dos tercios de los cuales (unos 130 gramos) están específicamente destinados a cubrir los requerimientos de glucosa del cerebro.
El cerebro compite con el resto del cuerpo por la glucosa cuando su nivel desciende mucho, como al pasar hambre. Ciertas partes del cerebro experimentan bajadas de glucosa a corto plazo que podrían afectar funciones cognitivas como la atención, memoria y aprendizaje. 

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