Desde que el hombre nace enfrenta cambios continuos en su entorno, como la temperatura exterior, nuevos sonidos, riesgo de enfermarse, muerte de un familiar o embates de la Naturaleza, que le ocasionan reacciones de adaptación definidas, llamadas estrés, que es la interacción entre los estímulos externos y los propios del organismo para enfrentar acontecimientos cotidianos, reales o ficticios. La intensidad y capacidad para encararlos determinan preservar o no la salud.
En este proceso intervienen los sistemas nervioso y glandular y, según la intensidad del estímulo, las funciones internas pueden alterarse a tal grado que la persona se debilita y enferma, pero el estrés es necesario para enfrentar, favorablemente, los hechos diarios, ya que pone en guardia al ser humano para sobrellevar la enfermedad, el exceso laboral, la poca disponibilidad de tiempo, la deplorable situación económica; preocupaciones, desapariciones y temores.
Sea cual fuere la causa, se presenta tensión nerviosa y muscular, la respiración se acelera, aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardiaco; hay sudoración, el sistema inmune se debilita, los músculos del intestino se contraen y crece el estado de alerta. Puede haber tensión facial, del cuello y espalda alta; dolor de cabeza y cuello, rechinar de dientes, mareos, zumbido de oídos, tics, parpadeo frecuente, resequedad de boca, palpitaciones y temblores finos, que pueden provocar hipertensión, diabetes, obesidad, colitis, gastritis, migraña, insomnio, depresiones, tabaquismo, alcoholismo, infarto, etc.
Una vez que se identifica la causa y la forma de reaccionar, habrá que adoptar el tratamiento apropiado. La medicina alternativa cuenta con múltiples terapias para recuperar el equilibro perdido como la acupuntura que, mediante la aplicación de agujas en sitios específicos, equilibra la energía entre el yin y el yang; el masaje corporal de descanso y relajación, aplicado en zonas de mayor tensión, como cuello y espalda alta, la herbolaria con su gran variedad de plantas relajantes y sedantes que mejoran el insomnio y tono muscular; alivian la colitis y gastritis nerviosa; regulan el ritmo cardiaco y reducen el riesgo de infartos, disminuyen los triglicéridos y el colesterol en la sangre.
Al tratar el estrés y hacerlo nuestro aliado, es necesario trazar un proyecto de vida que incluya su buen manejo y canalización con ejercicios respiratorios, meditación, yoga, actividad física, vida sana y alimentación equilibrada.
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