De la tradición mexicana

Calvicie


Padecimiento de causalidad diversa, caracterizado por la pérdida paulatina del cabello en forma total o parcial. Son muy diversas las creencias sobre sus orígenes, según el Diccionario de Medicina Tradicional, cuyo carácter es sólo cultural.

Los mazahuas consideran que se debe al nerviosismo, falta de vitaminas, de aseo o porque a la persona le echaron "ojo en el pelo". Los nahuas poblanos sostienen que su causa es lavarse con agua que contiene grasa o sustancias dañinas; habitantes de Milpa Alta, DF, creen que son secuelas que de enfermedades que dejaron al paciente débil e inapetente o a concentración excesiva de calor en el temazcal. En Tabasco, se dice que es hereditaria o a causa de una angustia.

Para tratarla usan diferentes especies vegetales. En los Altos de Chiapas, raspan y baten en agua las semillas del zapote blanco (Casimiroa edulis) para obtener una sustancia pastosa que aplican diariamente al pelo; en Mecayapan, Ver., los nahuas dan masajes capilares con agua mezclada con jugo de raíz de malva de cochino (Malva sp.) o con hojas de guayaba (Psidium guajava), y en Misantla, Ver., utilizan romero (Rosmarinus officinalis) macerado en alcohol.

En Texcoco, Edomex, usan el encino (Quercus sp.) o la espinosilla (Loeselia mexicana); en Morelos, emplean, individual o mezclados, berro (Nasturtium sp.), mastuerzo (Lepidium granulare), malva (Malva parviflora), apio (Apium graveolens), espinosilla y hueso de aguacate (Persea americana); en Amixtlán, los totonacos poblanos utilizan la hierbabuena (Mentha sp.) con hierba de la garrapata, y en Tabasco, hojas de verdolaga y de aguacate.

Los nahuas de Tecospa, Edomex, creen que el aumento de temperatura corporal femenina impide que su cabello crezca y para estimularlo, disminuyen el calor acumulado, aplicándole aceite de víbora de cascabel (Crotalus sp.), que es de calidad fría, para que crezca tan largo como una víbora, pero hay el peligro que en una noche tormentosa las trenzas se enrosquen y estrangulen a la mujer y a su esposo; para evitarlo, la mujer debe amarrarlas a los postes de la cama.