El tonalismo se refiere al animal, generalmente silvestre, que comparte destino y alma con una persona: si dicha persona se enferma o muere, lo mismo le sucederá al animal compañero, y viceversa, según la Medicina Tradicional Mexicana, cuyo carácter es sólo informativo.
En algunas regiones, las tonas se distinguen de los animales comunes y corrientes porque presentan cinco dedos en las patas. El destino compartido también puede existir entre una persona y un fenómeno atmosférico. La gente desconoce la identidad de su tona, a excepción de curanderos y brujos.
Nahuas de la sierra Norte de Puebla creen que cada persona tiene cinco alteridades zoológicas que guardan una relación jerárquica entre sí; una de ellas influye en mayor grado en la vida de su contraparte humana y las cuatro restantes pierden sucesivamente importancia. Si alguna desgracia le sucede a la tona de menor importancia, la persona sufrirá una enfermedad leve, pero el ser humano corre el riesgo de morir si algo le ocurre a la de mayor jerarquía.
Los animales designados como tonas son, por lo general silvestres, casi siempre mamíferos, aunque también pueden ser aves o reptiles. Los otomíes poblanos creen que sólo las tonas de los brujos son animales domésticos, entre los que destacan el borrego y el caballo.
Para conocer al doble zoológico de un recién nacido, algunas etnias colocan las cenizas del fogón afuera de la casa y, al día siguiente, observan la huella del animal que pasó por allí; otras, llevan al niño a un lugar aislado, lo dejan en el suelo, se esconden para ver qué animal se le acerca, algunos toman semillas de la virgen (Ipomoea violácea o Turbina corymbosa) para descubrirla.
Un método usado por los mixtecos consiste en enterrar el cordón umbilical fuera de la casa y observar cuál animal se aproxima al lugar y los tzotziles, la determinan en función del día en que nació.
El tonalismo tiene raíces en el calendario de 260 días, llamado Tonalamate por los antiguos nahuas, y Piye por los zapotecos. Según sus predicciones, el destino de una persona se determina por el día de su nacimiento o por el día en que le daban un nombre. Actualmente, se identifica por el día de su nacimiento, aunado a la creencia de que el individuo y su animal compañero comparten la misma esencia solar.
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