martes, junio 27, 2006

Terapias alternativas: Fibromialgia (Dra. Margarita Madrid Guillen)


Inflamación de los tejidos fibrosos y conectivos del cuerpo, caracterizada por dolor muscular, localizado o generalizado, fatiga o cansancio en diversas zonas dolorosas. Los que la padecen describen molestias semejantes a dolores ocasionados por un cuadro gripal. Fibrositis, fibromialgia y fibromiositis describen al conjunto de síntomas que, al parecer, son causada por el mismo problema. Es más frecuente de lo que se piensa.
Afecta, en promedio, entre el 5 al 10 por ciento de la población, predominantemente en edad adulta, más común en mujeres, en especial, en etapa reproductiva. Su causa específica no se conoce. Pueden verse afectados varios miembros de una familia lo que sugiere que puede tener componentes hereditarios. Las quejas más frecuentes son dolor muscular y de articulaciones, rigidez y fatiga. El dolor es el síntoma cardinal sumándose a hipersensibilidad y rigidez de múltiples músculos, articulaciones y tejidos blandos. Esta sintomatología es más frecuente en cuello, hombros, pecho, brazos, piernas, cadera y espalda, aunque el dolor persiste de manera crónica durante años, e incluso, su intensidad puede fluctuar.
La fatiga puede ser consecuencia del tiempo de persistencia del dolor, aunado a la ansiedad que aparece por no encontrar alivio al dolor muscular y articular. Pueden agregarse otras manifestaciones, como dolor de cabeza tensional, dificultad para tragar, dolor abdominal persistente, diarrea y/o estreñimiento, temblor de extremidades, estrés o depresión, insomnio que, además, puede agravar el dolor. Los síntomas pueden ser recurrentes o mejorar, gradualmente.
El diagnóstico no es fácil y puede pasar desapercibido ya que los síntomas no están bien definidos. Otros trastornos, como artritis reumatoide, pueden complicarlo y se obtiene sólo después de haber descartado otros padecimiento. El estrés que le acompaña hace pensar que el origen de la enfermedad es sicológico, pero la inflamación de tejidos ayuda a reconocer su proceso patológico.
No hay ningún tratamiento específico conocido contra ella, sino sólo para controlarla o reducir sus síntomas. Se requiere combinar varias terapias, medicamentos, ejercicio y cambios en el estilo de vida. El reposo es esencial, la dieta debe incluir suficientes cantidades de frutas, verduras, vitaminas y minerales para el buen funcionamiento muscular y evitar bebidas a base de cafeína por ser estimulantes. Reducir alimentos grasosos e irritantes disminuyen las manifestaciones gastrointestinales y el estrés. Relajantes musculares y sedantes suaves de origen natural mejoran el sueño y tensión cervical y de espalda alta, las compresas calientes, colocadas temporalmente, producen bienestar en la inflamación y dolor. Un programa de estiramiento es aconsejable, evitar ejercicios que produzcan dolor articular; la acupuntura es un tratamiento muy efectivo, la aromaterapia y toma de infusiones a base de herbolaria sedante pueden emplearse sin riesgos.

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