Es un miedo intenso y no real que puede interferir con la vida normal y con la capacidad de socializar. De duración variable, puede prolongarse toda la vida. Sus causas son situaciones o sucesos de la vida diaria, generalmente. Es un sentimiento de angustia extrema ante algo que se avecina. Hay quienes lo sienten, saben que es irracional, pero no lo pueden controlar. Corresponde a un grupo de problemas mentales, conocido como trastornos de ansiedad, obsesivo-compulsivo, de pánico y estrés postraumático. Hay varios tipos.
Fobia específica.- Miedo a una situación particular como viajar en avión, ir al dentista, temor a serpientes, perros, escaleras, elevadores, alturas, enfermedades o espacios abiertos. Afecta 2 veces más a mujeres que a hombres. Cuando se repite o es habitual altera el ritmo normal de vida de las personas que lo sufren.
Fobia social.- Miedo intenso a ser mirado, juzgado o comprometerse en público; puede ser general o específico, como impartir conferencias, pararse ante mucha gente (miedo escénico), asistir a restaurantes, fiestas, firmar frente a otros. Se distingue de la vergüenza porque en ésta la persona se siente incómoda, pero no experimenta ansiedad importante, no lleva al exceso situaciones sociales ni evita las habituales. Es probable que quien padezca fobia social no tenga vergüenza y se sienta seguro con otras personas; le afectan situaciones específicas que interfieren en su vida hasta llegar a rechazar ofertas laborales o evitar relaciones personales.
Agorafobia.- Miedo intenso a sentirse atrapado y tener un ataque de pánico en público. Ocurre entre los 15 a 40 años de edad. Después del ataque tiene miedo a que se repita. Es como tener miedo al miedo. La persona se preocupa sobre cuándo y dónde aparecerá de nuevo. Evita lugares, sobre todo públicos, y situaciones que le recuerdan el anterior y, en casos extremos, no pueden salir de casa por ese temor.
El miedo a las serpientes es una de las fobias más comunes.
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