La exposición a ruidos fuertes, como los generados por el uso de cascos para escuchar música a gran volumen y estar cerca de altavoces en bailes y conciertos, provocan pérdida auditiva.
A pesar de que la sensibilidad al ruido varía, considerablemente, de una persona a otra, casi todas pierden algo de audición si se exponen a un ruido intenso durante un tiempo suficientemente prolongado.
Cualquier ruido que supere los 85 decibelios es perjudicial. La pérdida de audición es permanente y, por lo general, está acompañada de un tinnitus (zumbido en los oídos) de alta frecuencia.
La pérdida de audición puede evitarse limitando la exposición al ruido, reduciendo el nivel de ruido siempre que sea posible y permaneciendo alejado de las fuentes sonoras.
Se puede reducir la exposición al ruido usando protectores de oído, como tapones de plástico que se colocan en los canales auditivos o bien almohadillas llenas de glicerina que cubren las orejas.
Un dispositivo de audición es habitualmente útil para las personas que tienen pérdida auditiva grave inducida por el ruido.
Fuente: Manual Merck. Información médica para el hogar.
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