Planta de uso tradicional en compresas y cataplasmas para curar fracturas, contusiones y quemaduras. Se emplean raíz y otras partes de la planta, en forma externa para minimizar la formación de tejido cicraticial. Actualmente, no es muy común, pues hay dudas respecto a la seguridad en su empleo.
La alantoína es el activo de mayor acción curativa, pero también contiene taninos, resina, aceite esencial, goma, carotenos, ácido rusmarínico, colina, glucósidos, azúcares, saponina y vitaminas A y B12, calcio, potasio y fósforo.
Para úlceras, hernias, colitis y hemorragias internas puede tomarse en infusión, aunque algunos fitoterapeutas previenen contra su uso interno por contener alcaloides tóxicos y diversos estudios sugieren no beberlo porque puede causar cáncer de hígado y cirrosis hepática. En gargarismos, aminora el dolor de garganta y encías sangrantes, baja la congestión e inflamación nasal, la diarrea y detiene la tos.
La raíz caliente, triturada en polvo y el zumo, aplicada externamente a heridas superficiales, favorece la cura del tejido conectivo, huesos y cartílagos; mejora la bronquitis y baja el dolor por contusiones; disminuye la congestión y alivia la irritación de las membranas, reduce el sangrado y tensa los tejidos.
Se dispone de ungüentos, bálsamos y extractos. Este último extracto es un ingrediente de medicinas preparadas comercialmente contra congestión torácica, tos y dolor.
No se conocen efectos secundarios si se usa adecuadamente en aplicaciones externas, pero no deben utilizarla, externa ni oralmente, mujeres embarazadas o que dan pecho. Debe evitarse su uso sobre heridas profundas, pues favorece la curación prematura del tejido externo antes de que haya sanado el tejido más profundo. Las heridas deben limpiarse antes de su aplicación y no debe utilizarse durante más de tres semanas.
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