Las mujeres ya no quieren cocinar frijoles

Cae su consumo en el gusto de los mexicanos

Siempre se ha dicho que la base de la alimentación del mexicano es maíz, frijol y chile. Esto es cierto, pero sólo en parte. No siempre su dieta han sido esos tres productos, aunque para líderes agropecuarios se trate de una verdad incuestionable. Al menos no, para las regiones norte, noroeste y noreste de la república, donde la harina de trigo sustituye, con creces, al maíz, y el frijol se consume muy poco.

En el centro, sur y sureste, el frijol fue insustituible en la mesa de los mexicanos.

Pero esto ya cambió. Desde 1994, los mexicanos bajaron su consumo, revela la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), hecho que avala la gobernadora de Zacatecas, Amalia García Medina, la entidad que más produce frijol.

Su consumo per cápita en el periodo 1990-1994 fue de 16 kilogramos, en tanto que para el periodo 2001-2006 cayó a 13 kilogramos, lo que significa una variación porcentual de 18.9 por ciento.

Para García Medina, esta caída se debe a que las amas de casa ya no quieren cocinar los populares frijoles, apreciación con la que coincide Graciela Aguilar Antuñano, directora en jefe de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), organismo encargado de la comercialización agropecuaria en México.

Puede ser que tengan razón Amalia y Graciela, pero lo cierto es que los jóvenes están cambiando sus gustos culinarios y prefieren otro tipo de alimentos, como pizas, hamburguesas, hot dogs, sopas maruchan y sushi, entre otras, que se suman a las frituras industrializadas, de alto consumo nacional.

Los frijoles, cuya variedad es amplia en México, se mantienen como básico en cocinas populares y en algunos tipos de antojitos nacionales, únicamente; los restaurantes de cierto nivel para arriba, en su mayoría, los sustituyeron por papas.

El frijol (Phaseolum vulgaris) es una oleaginosa, cuyo consumo provoca ciertos problemas digestivos en algunas personas.

Ante esta realidad, autoridades agropecuarias buscan promover su consumo, promoviendo sus valores nutreicos, o sea, convertirlo en un producto nutracéutico, en lugar de un básico.