Arbol muy antiguo que crece hasta 22 metros de altura, de grandes hojas y flores blancas. Tiene varias especies que se utilizan en fitoterapia, en especial, su corteza, raíz y capullos. Sus compuestos pueden tener diferentes propiedades antibacterianas y antimicóticas.
Los chinos usan la corteza para tratar espasmos menstruales, dolor abdominal, distensión abdominal, meteorismo, náuseas, diarrea e indigestión. En diferentes combinaciones se emplea para tratar el asma bronquial
La flor de magnolia se asocia a los pulmones por lo que se utiliza en infecciones respiratorias crónicas, sinusitis y congestión pulmonar, ya que abre las vías respiratorias. En el pasado, se empleaba la raíz contra el reumatismo, escalofríos y fiebre. En Rusia, los fitoterapeutas usan un aceite extraído de las flores para tratar la caída del cabello y como antisépticos en heridas de la piel.
En homeopatía, la tintura de la flor de magnolia es un remedio para contrarrestar el asma bronquial; la corteza se usa contra la gastroenteritis y malestar estomacal. Con semilla de chabacano y linaza se emplea contra el estreñimiento crónico y hemorroides; con ciprés, para tratar alteraciones gastrointestinales, relacionadas con el estrés.
En fitoterapia occidental se utiliza combinada con yoloxóchitl y flor de manita para tratar algunos trastornos cardiovasculares
Aunque no se han reportado efectos secundarios en su empleo como infusión, cápsulas, tabletas o comprimidos, en China, se recomienda que la corteza no la consuman mujeres embarazadas y que la flor se utilice con cuidado si el paciente está deshidratado. En Occidente, no hay suficientes estudios que respalden su carencia de interacciones medicamentosas.
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