miércoles, mayo 06, 2009

Salud y actualidad

Una mala película de terror
Marco V. Herrera B.* 

Recuerdo que en los años 80´s empezó la preocupación en Hollywood, por el tema de epidemias y pandemias. Se filmaron varias películas sobre el tema, describían de manera muy detallada cómo existía para el futuro inmediato un miedo a las epidemias que se podían expandir por contagio humano a humano, por saludo de manos o estornudos o por pequeñas partículas de saliva que salen al hablar.

La que recuerdo, en especial, describía a una persona enferma que entraba a un cine y con sus estornudos infectaba a los ahí presentes, pero, además, el virus salía por el aire acondicionado y se regaba por toda la ciudad. De ahí, uno de los ya infectados subía a un avión y transmitía el virus más allá de las fronteras del país donde se había iniciado el contagio. La película por cierto era malísima, tanto que ni su nombre o los de los actores recuerdo. Después, este tipo de películas cambió su género y entraron al de guerras bacteriológicas e intrigas internacionales.

Hoy, con todo lo que ha pasado, siento que estoy viviendo dentro de una de esas malas películas de los 80´s. Es totalmente inaudito lo que hemos vivido estos últimos días, anuncios que por hora van dictando las nuevas medidas y ver cómo nuestra vida diaria y costumbres tienen que cambiar, radicalmente, por la emergencia sanitaria. No es fácil de asimilar. La sobrerreacción humana se desata, de inmediato, donde unos se van por el pánico y vemos cómo se inician compras de pánico y exageraciones, y en el otro extremo, la reacción del mexicano valentón, que sólo busca culpables y a quién echarle la culpa, para no tomar acciones.

Hoy, más que nunca, la responsabilidad radica en la acción personal de acatar y seguir las recomendaciones de salud que nos hacen las autoridades. Para el humano es muy difícil lidiar contra cosas invisibles, una epidemia, una enfermedad que aún no tenemos o que no sentimos. 
Es difícil entender que podemos ser portadores o que por una acción irresponsable de falta de cuidado podemos propagar el virus; es naturaleza humana. Y en situaciones de crisis, al humano siempre le cuesta mucho trabajo cambiar sus costumbres. En esta ocasión, más vale exagerar un poco en el cuidado y aplicación de las reglas sanitarias.
No está demás; es por nuestra salud y nuestras vidas.

Somos por naturaleza un país solidario, pero este caso es muy diferente. La solidaridad, a veces, nace de dar algo que nos sobra; en esta situación, nuestra solidaridad debe de ir en ser responsables con nuestra propia acción sanitaria y en ese caso, no creo que sea tan fácil. La lección de esta emergencia la debemos de asimilar de buena manera. La pregunta que debemos hacernos es ¿qué debemos de aprender de esta situación: como individuos, como ciudadanos, como sociedad, en general, y hasta como humanidad?.

Lo difícil ante esta situación es entender que este tipo de pandemias son consecuencia del “desarrollo de nuestra civilización”, ya no es un problema cultural y no es un asunto de quién es culpable; es parte del precio de nuestro desarrollo como civilización y de nuestra globalidad. Es impresionante y cuesta trabajo entender la rapidez de propagación del virus a nivel internacional y que, en cuestión de días, se convierte en un problema mundial, no sólo de un país, que además, no sirve de nada aislarlo.

La ventaja es que el mundo, desde hace más de dos años, está preparado para enfrentar este tipo de situaciones. Ya se esperaba de alguna u otra manera y las alertas y apoyos internacionales han funcionado y se tienen, de una u otra manera, medicamentos preparados. 
El problema es que ningún país nunca quiere ser el “originador” del virus. Ahora México carga a su imagen otro tache más, ya empezábamos a ser reconocidos como el país en donde secuestran y matan, ahora un nuevo mote vamos a cargar, el de insalubres.

Es necesario que un grupo de trabajo empiece, de manera urgente, a diseñar al parejo que la emergencia sanitaria, una estrategia de relaciones públicas para que, al estar controlada la contingencia sanitaria, se informe al mundo que en el país se han tomado las medidas correctas y que es confiable para visitar, vivir y hacer negocios; de otra manera, el costo de imagen negativa pegará directamente en una baja en turismo, comercio y credibilidad.

México retoma su marcha normal. 

*Presidente de Grupo Public, Consultor en negocios, asuntos públicos y comunicación estratégica.

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