Para la medicina tradicional y la académica, los baños juegan un papel importante en el tratamiento de una gran variedad de enfermedades, indica el Diccionario de Medicina Tradicional Mexicana, de la UNAM. Ayudan a controlar la salud física: relajan, refrescan, reconfortan y facilitan las funciones orgánicas al beneficiar la respiración, estimular los órganos endocrinos, mejorar la circulación, aliviar el dolor, activar los órganos de purificación y eliminación que realizan la limpieza del cuerpo, como hígado, pulmones, riñones y piel.
Por lo general, se usa agua simple, pero, a veces, se agregan plantas medicinales. Se administran en habitaciones especiales, cerradas, limpias y ventiladas. Su temperatura, modo de aplicación y duración son variables. Pueden ser generales o locales y ser calientes, fríos o tibios. Cuanto más caliente o frío sea, mayor es su efecto terapéutico. En algunos casos, se combinan mayor efectividad.
La temperatura ejerce importantes efectos terapéuticos en el paciente. El baño frío produce escalofríos y provoca una brusca contracción de los capilares lo que aumenta el pulso y presión arterial. La pérdida de calor en un baño frío es considerable y, a veces, proporcional a la temperatura del agua.
El baño frío actúa como antitérmico, excitante del sistema nervioso y modificador de la circulación sanguínea. Se indica en enfermedades febriles infecciosas, en las del sistema nervioso y en trastornos de la circulación. Por lo general, dura pocos minutos y se acompaña de fricciones enérgicas en todo el cuerpo para mejores resultados.
En el baño caliente conviene empezar con temperatura baja y aumentarla gradualmente. Provoca dilatación y relajación de los tejidos muscular y nervioso y aumenta el calor corporal. Al estimular el sistema nervioso simpático intensifica el metabolismo celular y acelera el pulso y circulación sanguínea. Su uso frecuente reblandece la piel y la hace más sensible a estímulos externos. Está indicado en procesos inflamatorios, articulaciones rígidas, etc.
Por lo general, se usa agua simple, pero, a veces, se agregan plantas medicinales. Se administran en habitaciones especiales, cerradas, limpias y ventiladas. Su temperatura, modo de aplicación y duración son variables. Pueden ser generales o locales y ser calientes, fríos o tibios. Cuanto más caliente o frío sea, mayor es su efecto terapéutico. En algunos casos, se combinan mayor efectividad.
La temperatura ejerce importantes efectos terapéuticos en el paciente. El baño frío produce escalofríos y provoca una brusca contracción de los capilares lo que aumenta el pulso y presión arterial. La pérdida de calor en un baño frío es considerable y, a veces, proporcional a la temperatura del agua.
El baño frío actúa como antitérmico, excitante del sistema nervioso y modificador de la circulación sanguínea. Se indica en enfermedades febriles infecciosas, en las del sistema nervioso y en trastornos de la circulación. Por lo general, dura pocos minutos y se acompaña de fricciones enérgicas en todo el cuerpo para mejores resultados.
En el baño caliente conviene empezar con temperatura baja y aumentarla gradualmente. Provoca dilatación y relajación de los tejidos muscular y nervioso y aumenta el calor corporal. Al estimular el sistema nervioso simpático intensifica el metabolismo celular y acelera el pulso y circulación sanguínea. Su uso frecuente reblandece la piel y la hace más sensible a estímulos externos. Está indicado en procesos inflamatorios, articulaciones rígidas, etc.
1 comentario:
Buenas tardes Sr Jose
Veo que cuenta con un blog, de muy buena calidad y le agradeceria realizar un intercambio de enlaces
con mi pagina web de tematica SALUD, si se encuentra de acuerdo espero su respuesta a mi correo tucontactoweb@gmail.com Gracias.
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