Tiricia (anorexia)
Padecimiento cuya sintomatología se asocia a estados de inapetencia, desgano y palidez. Se presenta, por lo común, en personas que sufren tristeza, desilusión y mal humor, según el Diccionario de Medicina Tradicional de México, de la UNAM.
El problema sobreviene por un susto, muina o pérdida de un ser querido, personas que convalecen de una enfermedad prolongada o después de sufrir un cuadro febril. Para tratarla, se baña al enfermo para eliminar, en forma gradual, los estados emocionales que lo perturban.
En Chiapas, el paciente sacude el rocío de la ruda (Ruta sp), varias veces, todos los días hasta que se recupera, con lentitud; al tiempo que la planta se marchita, toma un baño al amanecer e ingiere en ayunas una infusión de azahar.
“Cuando quedé huérfana, yo me tiricié... Los doctores... le ordenaron a una tía... que me diera un baño todos los días en ayunas, con agua corrediza antes que el sol saliera. Un baño de aquí para abajo. Y una cobijada. Se me secaba aquí el agüita; otra metida de agua y otra cobijada. Tres vaporizadas. Al último, me enjabonaban mi cabeza y me tenían un vaso de leche de burra... [Además de] llevarme a una corriente de agua a que tirara, hoja por hoja, una flor y verla hasta donde se la llevara el agua. Se me quitó la ’tiricia”, narra una paciente de Morelos.
En la Huasteca, se acostumbra bañar al enfermo con una infusión de pata de vaca (Bauhinia ungulata o B. mexicana); antes y después del baño se le da de beber un vaso del mismo preparado, previamente serenado.
En el siglo XVIII, Esteyneffer refiere tres tipos de tiricia, amarilla, negra y verde, entidades nosológicas basadas, con seguridad, en la teoría hipocrática humoral. En los datos, se observa alguna concordancia con la información actual sobre la predisposición que muestran personas que atraviesan por ciertos estados anímicos, pues señala que la tiricia amarilla se origina por la "efusión de la cólera", mientras que la negra es producto del "humor melancólico".
Estudios actuales, realizados en algunas localidades de México y con base en la sintomatología, etiología y antecedentes clínicos que presentan los tiriciados, podría pensarse en lo que la medicina académica reconoce como anorexia, cuadro que se manifiesta con una notable pérdida del apetito, por lo común en enfermos que han sufrido un problema infeccioso o consuntivo y en ancianos y mujeres jóvenes que atraviesan por problemas psicoafectivos.
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