El consumo de frijol podría ayudar a prevenir o reducir enfermedades cardiovasculares, cáncer del colon, diabetes e hipertensión, según los científicos mexicanos Octavio Paredes López, maestro en Ciencias Alimentarias por la Escuela de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y María Elena Valverde, biotecnóloga del Centro de Estudios Avanzados (Cinvestav-IPN).
El estudio “Los recursos nutracéuticos y medicinales que Mesoamérica le han dado al mundo”, refieren que esta leguminosa contiene muchos beneficios para la salud, en general, especialmente el criollo, que contiene importantes cantidades de ácido fólico, calcio, fósforo, hierro, magnesio y zinc.
El contenido de calcio y magnesio contribuye a prevenir osteoporosis, cáncer de colon e hipertensión y disminuye el riesgo de problemas del sistema vascular y disfunciones cerebrales. La fibra dietaria, formada por polisacáridos indigeribles, son otros de sus componentes.
El frijol crudo contiene de 16 a 19 por ciento de fibra y el cocinado de 23-27 por ciento. Su almidón tiene un efecto similar al de la fibra dietaria, pero es más resistente a la hidrólisis por las enzimas digestivas que contiene por lo que una buena parte sigue su camino por el aparato digestivo para producir compuestos (ácidos grasos de cadena corta, como butírico, acético y propiónico), que bajan el colesterol, mejoran el funcionamiento de las células del colon y disminuyen la respuesta glicémica e insulinémica.
Es importante fuente de proteínas, calorías, vitaminas del complejo B y minerales. El nivel de proteínas es de 14-33 por ciento; contiene grandes cantidades de lisina y entre 1.5 a 6.2 por ciento de lípidos con diferentes ácidos grasos, especialmente hipocolesterolémico, que pueden servir como sustituto de medicamentos antiinflamatorios para la artritis reumatoide por sus propiedades
inmunoestimulatorias.
También han identificado oligosacáridos, taninos, inhibidores de tripsina y ácido fítico. Los oligosacáridos rafinosa y estaquiosa son compuestos responsables de la flatulencia, que limitan el consumo del frijol, pero que reducen el colesterol y presión sanguínea, y tienen efectos anticancerígenos. Los polifenoles, que se encuentran en cantidades elevadas en la cáscara de frijol, especialmente en los pigmentados, se asocian con la prevención de cáncer y arteriosclerosis.
“Nos falta mucho por investigar, pero actualmente sabemos que el frijol tiene un amplio potencial nutricional y nutracéutico. Nosotros lo hemos bautizado como alimento mágico para las dietas de nuestros días”, sostiene Paredes.
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