Los búlgaros son un conjunto de microorganismos que se encuentran vivos; es una aglomeración de bacterias y levaduras, no patógenas, incluyendo los lactobacilos, sostiene Eugenio Martínez, médico creador de las microdosis.
Señala que para atacar una infección estomacal o intestinal, tomamos, por lo general, antibióticos que no consideran si son bacterias benéficas o patógenas; mata a todas por igual y detienen su reproducción. Lo que el organismo son diversas bacterias benéficas para funcionar adecuadamente.
Al consumir búlgaros, sean de leche o de agua, se reincorporan esas bacterias benéficas al organismo provocando que el sistema digestivo funcione bien. Diversas empresas han buscado una manera de comercializarlos en forma masiva, pero el proceso industrial destruye gran cantidad de microorganismos.
Dentro de las propiedades medicinales de los búlgaros, la literatura cita las siguientes: regeneran la flora intestinal; incrementan la asimilación de alimentos; facilitan la secreción salivar y aumentan los jugos digestivos; se usan en tratamientos contra herpes, anemia, problemas renales, hipertrofia prostática, artritis y procesos infecciosos diversos.
Como tratamiento preventivo, estimulan el sistema inmunológico y,como alimento, son fuente de minerales, vitaminas y grasas naturales con cualidades antisépticas y estimulantes que impiden el desarrollo de bacterias nocivas. Las proteínas de los búlgaros están predigeridas por lo que son fácilmente asimilables por nuestro organismo.
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