Alimentación durante el embarazo
Las mujeres embarazadas deben aumentar parcialmente su ingesta para satisfacer las necesidades nutricionales del bebé en formación. Algunas no quieren subir de peso ni aceptar los cambios corporales propios de la gestación y adquieren dietas rigurosas que les pueden afectar a ellas y a sus bebés.
Otras, en cambio, se aprovechan del aumento de peso, característico del embarazo, para dar rienda suelta a su apetito y comen sin medida. Ambas actitudes generan dificultades. El incremento de peso deseable hasta el fin del embarazo varía de 9 a 12 kilos, de acuerdo con la estatura y contextura física de la mujer.
En el primer caso, por deficiencias de minerales, principalmente hierro, calcio, vitaminas o proteínas y, en el segundo, la alimentación excesiva puede generar diabetes en el embarazo y trastornos maternos o fetales por obesidad.
El consumo de vegetales de hojas verdes se debe incrementar para evitar la anemia por falta de hierro, muy frecuente en el embarazo, beber leche a diario para aportar calcio en la formación del futuro bebé y aumentar el consumo de frutas que aportan magnesio, zinc, sodio y potasio, sobre todo las de temporada, que son más ricas y económicas.
Aumentar de 10 a 20 por ciento el aporte de proteínas y fibra contrarresta el estreñimiento, muy común durante el embarazo. Si es necesario, el médico recetará complementos vitamínicos, como el ácido fólico.
Se debe evitar el exceso de alimentos ricos en aceites y grasas porque dificultan o hacen más lenta la digestión, y el azúcar, como golosinas, helados y chocolates, que pueden favorecer la diabetes gestacional.
Fuente: México Produce
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