Bienvenidos a este blog donde se exponen los avances en materia de prevención de la salud, con énfasis en tratamientos naturales, aunque a veces, se abordarán también algunos aspectos de la medicina alópata.
jueves, junio 13, 2013
Salud entre los indígenas
Cura para los barros
Los barros es una enfermedad de la piel propia de la adolescencia, caracterizada por la aparición de puntos negros o espinillas que contienen sebo y por lesiones pápulo-pustulosas, principalmente en la cara, tronco y espalda.
Según la medicina tradicional mexicana, cuyo carácter es sólo cultural, hay diversas opiniones con respecto al origen de este problema de salud tan frecuente. Popularmente, se considera que su causa son alteraciones del organismo o acumulación de toxinas, ingesta de lácteos, golosinas, cerveza, mariscos, nueces, chocolate, aceite y grasas.
Otros la relacionan con el sexo. Consideran que el deseo, abstinencia o los excesos sexuales determinan la aparición de barros. Esta última opinión es la referida con mayor frecuencia, no sólo popularmente, sino también entre algunos médicos. La antigua frase "el matrimonio cura el acné" es una recomendación que aún es hecha por algunos médicos.
Para tratarlos, se acude al uso de plantas, medicinas de patente y compuestos químicos. En Morelos recomiendan bañarse dos veces al día con la mezcla de alcachofa (Cynara scolymus), bardana, celedonia y flor de salvia, además, beber, a diario, cuatro tazas de tomillo (Thymus vulgaris) en infusión.
Los nahuas de Tecospa, Estado de México, aconsejan tomar cualquier tipo de sulfas o aplicar localmente mercurocromo o de jugo de limón (Citrus sp.), elementos considerados de naturaleza fresca. En los barros, como en casi todas las enfermedades eruptivas, en la medicina tradicional está latente la concepción del calor como agente etiológico.
A los anteriores tratamientos se puede agregar una larga lista de pomadas mercuriales de gran prestigio popular, como Compana, Pigmentina, Blanco y Negro, Bella Aurora, etcétera; ungüentos con sulfas y antibióticos como penicilina; toda clase de cremas de tocador y dentífricos; empleo de diversos jabones medicinales y abstenerse de lavarse la cara. Todos ellos, según los dermatólogos, sin el valor curativo que el vulgo les atribuye.
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