martes, septiembre 03, 2013

Salud entre los indígenas

Tratamiento del incordio

El incordio o secas es un problema de salud que se caracteriza por la aparición de una pequeña tumoración en las ingles o en axilas, acompañada de dolor que se exacerba al mover la parte afectada.

En Atoyac de Álvarez, Guerrero, se atribuye a una herida infectada debajo de la ingle; los mayas de Yucatán creen que se debe a apetecer y no probar un alimento dulce, según la medicina tradicional, cuyo carácter es sólo cultural. Sus principales manifestaciones son dolor e hinchazón, a menudo con salida de material purulento, calentura y dificultad para caminar.

Los tratamientos recomendados consisten en procedimientos mecánicos, masajes y aplicación de diversas plantas medicinales.

En Guerrero se coloca al paciente boca abajo y mientras ofrece resistencia con sus piernas, éstas le son flexionadas hasta que sus talones tocan los glúteos. En los Altos de Chiapas, el enfermo se sujeta los dedos del pie afectado con una hoja morada de maíz, y los nahuas de Yancuictlalpan, Puebla, que consideran al padecimiento de calidad fría, calientan siete olotes rojos (rojo=calor) y le indican al paciente que refriegue sobre ellos el pie, para que, a través de las venas, el calor elimine la tumefacción.

Un procedimiento similar se usa en Sonora, con la variante de que sólo se utiliza un olote y, en caso de que el incordio sea axilar, se hace rodar el olote con las manos sobre el tumor. Los mayas yucatecos de Dzitas y totonacos veracruzanos de Papantla aplican sobre el incordio especies vegetales; los primeros utilizan aceite comestible y azafrán; los segundos, jugo de sábila (Aloe vulgaris), tabaco (Nicotiana sp.) macerado en aguardiente o el agua en la que antes hirvieron semillas de colorín (Erythrina caribaea), sal y sal caliza.

Si el incordio tiene pus, se punza con una espina y luego se cubre con un pedazo de cebolla (Allium sp.) o con hojas tiernas de colorín.

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