Las friegas o fricciones son un procedimiento terapéutico por medio del cual se frota el cuerpo del paciente con un grado de fuerza variable, y casi siempre en la misma dirección.
Las fricciones tienen un efecto tónico y estimulante; mejoran la circulación de la sangre y la temperatura del cuerpo, según la medicina tradicional mexicana, cuyo carácter es sólo cultural.
En general, son recomendadas para tratar diversos padecimientos, como la frialdad del cuerpo, dislocación de huesos y penetración de aires.
Pueden ser secas y húmedas. Las secas, a su vez, pueden ser realizadas con las manos o con un cepillo suave, solas o utilizando medicamentos de botica como lodex o Pomada de la Tía; una vez realizadas, las friegas proporcionan calor y se emplean en cólicos, calambres y descomposturas.
Las fricciones húmedas se hacen mojando un algodón en una infusión caliente o fría de plantas medicinales para bajar la calentura, quitar el dolor de vientre, dolor reumático, etcétera.
Algunos autores mencionan que el uso de fricciones ásperas tiene la finalidad de mejorar la circulación sanguínea.
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