miércoles, febrero 26, 2014

Salud entre los pueblos indígenas

Forma de tratar el torzón infantil

El torzón de niños es una enfermedad que afecta exclusivamente a los lactantes. Lo atienden principalmente parteras y curanderas. Se le conoce también como cólico, por ser éste uno de sus síntomas más característicos.

Su causa se atribuye a la calidad de la leche materna que puede modificarse por factores que conducen a acumular calor o frío en la madre. El aumento del calor interno puede producirse por corajes o sustos; el enfriamiento, por consumo excesivo de alimentos de calidad fría, como aguacate, chirimoya y caña de maguey.

Si en estas condiciones la mujer amamanta al niño, le pasa el calor o el frío a través de la leche, la cual adquiere esa calidad, según la medicina tradicional mexicana, cuyo carácter es sólo cultural.

El síntoma característico de la enfermedad son los cólicos, acompañados de endurecimiento del vientre en la zona del ombligo, debido a que la leche se hace bolas en el estómago, resulta indigesta y hace que los niños se estén llorones y blanquizcos de la cara por el dolor.

El diagnóstico se hace mediante interrogatorio a la madre y la observación del comportamiento y semblante del niño, luego la terapeuta le palpa el vientre para detectar el grado de dureza de la región que rodea al ombligo.

Para su tratamiento se combinan tres procedimientos: sobada, aplicación de un emplasto e ingestión de un preparado de hierbas medicinales.

Inicialmente, la terapeuta soba la zona endurecida del vientre del niño para relajar los músculos del estómago y deshacer los grumos de leche, coloca un emplasto, preparado con bicarbonato, cilantro y manteca de cerdo, amasados hasta formar una pasta homogénea, en la región del ombligo y se fija con una venda, para que el vientre se refresque y descongestione, ya que el cilantro chupa el dolor y los otros ingredientes desparraman el alimento que causa el daño. Para vaciar el estómago, le da un té digestivo, preparado con manzanilla o cedrón.

Para prevenirlo se recomienda a las madres evitar amamantar a sus hijos después de sufrir algún susto, coraje o de haber comido alimentos fríos.

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