viernes, abril 24, 2015

Rediseño del ser humano

Dieta vikinga

Primero fue la dieta del Mediterráneo el ideal para muchas personas que buscaban su salud por medio de la alimentación.

Esta dieta se basa en la conjunción de productos propios de la región que reúne carne, pescado, frutas y verduras en una combinación que pareciera ideal para la alimentación y salud del ser humano.

Vinieron alternativas. La comida china, francesa y mexicana como ideales. Incluso, tuvieron reconocimiento de la ONU.

En todos los casos predominan dos conceptos básicos: inclusión de mayores cantidades de frutas y verduras y el aprovechamiento de productos propios de la región, en menosprecio de la comida tipo norteamericano que se guía por platillos ya preparados y, en muchos casos, con largos periodos de congelación para lo cual requieren de conservadores.

La comida rápida es el ejemplo más clásico de ese tipo de dietas.

Ahora, surge como platillo del bien comer la dieta del vikingo, basada en plantas, alimentos del mar y animales de pastoreo.

Sus impulsores sostienen contribuye a reducir el peso y la presión arterial en personas obesas, por lo que sería ideal para evitar padecer sobrepeso.

En sí, la dieta vikingo, propia de los países nórdicos, consiste en consumir granos enteros, verduras, tubérculos, frutas, productos lácteos bajos en grasa y tres porciones de pescado por semana, de acuerdo al Instituto de Salud Pública y Nutrición Clínica de la Universidad del Este de Finlandia.

En investigación publicada por American Journal of Clinical Nutrition, se indica que estos alimentos forman parte de la “nueva dieta nórdica”, originaria de esta región que incluye a Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.

Este alimento surgió a raíz de un simposio organizado en 2004 por los chefs daneses René Redzepi y Claus Meyer.

Sus principios generales son “combinación de buen sabor, sostenibilidad e ingredientes locales”, señala Meyer en su sitio Web. De hecho, sus creadores argumentan que “no es una ‘dieta’ en el sentido convencional”.

Redzepi prefiere que este tipo de cocina se describa como “cocina auténtica” y no como “dieta”, indicó a The New York Times en 2011.

Según Quartz, la dieta nórdica no es del todo diferente a la Mediterránea, pues ambas promueven el consumo moderado de grasas, proteína y alimentos antioxidantes.

“Lo que el aceite de oliva, nueces, frijoles y sardinas son para el Mediterráneo, el aceite de canola, bayas, hortalizas de raíz y bacalao son a la Escandinavia”, precisa.

La dieta nórdica se basa, principalmente, en plantas. Predominan los alimentos de mar como algas, pescado, mariscos y caracoles. También se promueve el consumo de carne de pastoreo o de animales salvajes.

En fin, se trata de mejorar la salud humana, a través de un contundente rechazo a la alimentación comercial, cuyos ingredientes básicos se cotizan en las bolsa agropecuaria de los principales mercados, como si fueran metales.

Esto lleva a su encarecimiento y a las constantes alzas de las materias primas que se rigen los mercados, no la Naturaleza, aunque aprovechan los fenómenos naturales para aumentar los precios internacionales y provocar hambrunas, cada vez más persistentes, en países en desarrollo, principalmente.

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