Su nombre científico es syzygium aromaticum, originario de sudeste asiático y Brasil. Se llama así a los capullos de las flores del clavero por su forma de clavo; es de color pardo oscuro con sabor acre y picante; mide entre 1 a 1.5 cm de largo. La parte empleada de toda la planta son sus capullos cerrados y el aceite que se les extrae.
Sus principios activos, entre el 15 al 20 por ciento es un aceite volátil compuesto principalmente por eugenol, flavonoides, esteroles y sustancias diversas, como lípidos. Entre sus propiedades medicinales se encuentran facilitar la digestión y aumentar el apetito. Es fácil identificarlo cuando, al visitar al dentista, coloca en el hueco de la caries un algodón impregnado con el extracto, tintura, aceite o esencia del clavo que calma el dolor.
Es estimulante aromático y reduce las náuseas y vómito. Es un anestésico ligero, ya que adormece el sitio donde se aplica; como antiespasmódico, reduce las reacciones de hipersensibilidad en condiciones alérgicas; además, se emplea para eliminar parásitos.
También se usa para fabricar cigarrillos, provenientes del oriente, por sus efectos estimulantes. Al igual que en perfumería y en la cocina como condimento para resaltar el sabor de los guisados, junto con las yerbas de olor. Se le atribuyen propiedades para contrarrestar las crisis de asma y bronquios y para la indigestión, debido a que reduce la formación de gases intestinales y distensión del abdomen.
Algunos dentríficos en su composición lo utilizan para reducir la hipersensibilidad de las encías y dientes; como antiséptico, baja la proliferación de bacterias patógenas y mejora la dentición.
El clavo se utiliza como condimento.
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