lunes, agosto 14, 2006

Trastornos del estado de ánimo

Rogelio F. Gutiérrez Klúnder
Lic. en Psicología Clínica


Se denomina así a los trastornos que tienen como característica principal alterar el humor, en cuyo estado el sujeto trasmite tristeza, desesperanza, desánimo o estar “como en un pozo”; en algunos casos, la tristeza puede ser negada al principio. Algunos no presentan ansiedad ni sentimientos, pero la depresión está en su expresión facial; otros, llegan a manifestar dolores físicos, y algunos más se muestran muy irritados y con arranques de ira e insultan a los demás o con sentimiento exagerado de frustración por cosas sin importancia. Los niños y adolescentes, más que tristeza, muestran irritación e inestabilidad, situaciones muy distintas a los caprichos infantiles ante frustraciones.
Casi siempre hay pérdida de interés y baja capacidad para el placer; es común el aislamiento y abandono; son inapetentes y sustituyen el alimento con dulces u otros hidratos de carbono y padecen de insomnio o tienen problemas de buen dormir; aunque menos frecuente, hay quienes padecen de hipersomnia, es decir, sueño prolongado nocturno o durante el día.
Los cambios psicomotores incluyen agitación, incapacidad de permanecer sentado, se frotan las manos, se pellizcan, arrugan la piel, ropa o algún objeto; su lenguaje, pensamientos y movimientos son lentos; les falta energía y están cansados, tienen frecuentes pensamiento, ideas o tentativas de suicidio. Si notamos que familiares o amistades muestran estos síntomas debe hacerse llegar a personas cercanas a ellos para que busquen ayuda profesional. Este tipo de trastorno se trata en forma multidisciplinaria. El paciente debe internarse hasta que recupere el control para no lastimarse a sí mismo. Con el trabajo terapéutico, los pacientes recuperan su salud y se reintegran a su vida normal y a la sociedad.
Por lo general, para la familia pasan desapercibidos esos síntomas y cuando el paciente se presenta a terapia lleva ya diversas marcas físicas y cicatrices emocionales que dejan el intento fallido. Por tanto, hay que estar atentos a las señales que trasmiten, ya que, quizá, no pueda ayudársele, si culmina sus ideas fatalistas.

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