Trastornos de Ansiedad Generalizada

(Tercera de 3 partes)
Dr. Rogelio F. Gutiérrez Klúnder

Las personas con Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) evitan todo afecto negativo asociado con la amenaza. Desde el punto de vista de la terapia, resulta importante procesar imágenes y afecto negativo, asociado con la ansiedad. Al no enfrentar el dolor asociado y ser incapaces de trabajar sus problemas y llegar a soluciones, se convierten en aprensivos crónicos con inflexibilidad autónoma asociada y tensión muscular muy grave.

Algunas personas heredan la tendencia a estar tensas que las hace aprensivas y vigilantes lo que genera modificaciones fisiológicas que producen ansiedad generalizada. Para atender a este tipo de pacientes existen tratamientos farmacológico y psicológico.

Farmacolóco.- No está bien desarrollado; está en plena investigación científica. Se utilizan benzodiacepinas (tranquilizante menor), prescritas por alópatas. Es un fármaco de uso temporal (no más de ocho semanas), lo que ha sugerido beneficio por aproximadamente seis meses. Tiene efectos modestos y acarrea problemas colaterales, como dependencia física y psicológica y, al parecer, perjudica el funcionamiento cognoscitivo, como el motor, por lo que la persona muestra estados de no alerta.

Psicológico.- Si bien en el corto plazo no parece conferir el mismo beneficio que los fármacos, probablemente sea mejor a largo plazo. Se ayuda al paciente a procesar la información en el ámbito emocional con imágenes a modo que se sienta ansioso. Luego, enseñarle a relajarse en forma profunda para evitar la tensión.

Terapia cognoscitiva conductual (TCC).- En éste, el paciente evoca el proceso inquietante durante las sesiones y confronta imágenes y pensamientos que provocan ansiedad de manera frontal, lo que da como resultado que pueda contraatacar y controlar procesos inquietantes. No son muy recomendables los tratamientos breves, pues tienden a alterar los sesgos cognoscitivos, a veces, inconscientes, asociados con el TAG.