miércoles, noviembre 14, 2007

Terapias alternativas: Las frutas (Dra. Margarita Madrid Guillen)

Saludables y de bajo costo



Las frutas son el alimento por excelencia, de primera necesidad y asimilables en alto grado, plenamente comprobado por la ciencia botánica. Refrescan al estómago, depuran la sangre, producen vitalidad, tonifican al sistema nervioso, proporcionan calorías, vitaminas, minerales, fibra, agua y sustancias que el cuerpo necesita para su crecimiento, desarrollo, supervivencia y regeneración.

Entre sus características están azúcar, ácidos orgánicos y aroma que les confieren olor, sabor agradable, minerales y vitaminas. En peras, manzanas, cerezas, ciruelas y chabacanos predomina el ácido málico; en uvas, el tartárico; los agrios, el cítrico; los membrillos y nísperos son astringentes. Algunas, como el limón, se emplean para combatir ciertas enfermedades; otras son laxantes, diuréticas y alcalinizantes.

Fuentes de energía y salud, símbolos elocuentes de la creación, pues cocineros incomparables actúan en su preparación como el árbol que le entrega su savia, extraída de la tierra para formar su pulpa que sabrá a néctar; el agua se transformarse en jugo refrescante y purificador; el sol la madura con su calor y concentra en ella todas sus energías y cediéndole sus colores. Exquisito manjar que la Naturaleza entrega como alimento al ser humano. Es el alimento más práctico que la Naturaleza lo brinda cocido, perfumado, decorado y listo para servirse.

Utiles en todas la edades, deben comerse crudas, con todo y su pulpa, sin pelar cuando ello sea posible, y de la época. Se recomienda consumir una sola clase de fruta y repetirse en el día las veces que se quiera. La ventaja de comerlas en abundancia es su valor estimulante del apetito que, actualmente, va perdiendo, cada día, más terreno, por la progresiva debilidad del estómago humano.

Por sus efectos diuréticos, el agua y sales, principalmente potasio, eliminan líquidos que están de más en el cuerpo y combaten el estreñimiento, mal que ha conquistado a la humanidad “civilizada”, por su celulosa que actúa sobre las paredes intestinales, y la pectina que absorbe los gases y estimula al intestino.

En invierno, puede recurrirse a frutas secas o deshidratadas, como orejones, pasas, higos, ciruelas, etc. Las frutas cocidas o en conserva no proveen todos los beneficios de la fruta fresca, aunque son preferibles a cualquier otro alimento cocinado o procesado. Las instituciones de salud recomiendan comer, diariamente, un mínimo 5 frutas y 5 verduras para conservar la salud o recuperarla.

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