martes, enero 15, 2008

Terapias alternativas: Intolerancia a los hidratos de carbono (Dra. Margarita Madrid Guillen)


La intolerancia a la lactosa y déficit de lactasa se caracterizan por diarrea y distensión abdominal, causadas por la incapacidad de digerir azúcares, debido a la falta de una o varias enzimas intestinales. Hay azúcares que degradan normalmente la lactasa, maltasa, isomaltasa o la sacarasa, dando lugar a azúcares más simples, llamados monosacáridos, en el intestino delgado. Los no degradados permanecen en el intestino y retienen líquido que causa diarrea y fermentación bacteriana en el colon y hacen que las evacuaciones sean gaseosas y ácidas. En los niños pequeños un déficit temporal de estas enzimas puede complicar infecciones intestinales, impidiendo su recuperación. El sistema de transporte para algunos azúcares simples no existe en el intestino delgado y causa la malabsorción, cuyos síntomas aparecen al ingerir la mayoría de tipos de azúcar.

El déficit de lactasa afecta, aproximadamente, al 75 por ciento de los adultos en todos los grupos étnicos (la mayoría de la raza blanca pierde, gradualmente, la capacidad de digerirla, entre los 10 y 20 años de edad), al 90 por ciento de los orientales y al 75 por ciento de los negros e indios norteamericanos, con una elevada incidencia en personas originarias del Mediterráneo.

Los signos y síntomas son similares, independientemente del déficit enzimático específico. Un niño que no tolera el azúcar presentará diarrea y dificultad para aumentar de peso. Los adultos pueden tener ruidos intestinales, burbujeo, indigestión, náuseas, diarrea y espasmos abdominales. Aunque sólo está directamente afectada la absorción de lactosa por déficit de lactasa, la diarrea puede ser suficientemente grave para que se eliminen otros nutrientes antes de ser absorbidos. En pacientes con intolerancia a la lactosa pueden haber antecedentes claros de intolerancia a la leche.

El diagnóstico puede sospecharse por evacuaciones ácidas o si a los 20 ó 30 minutos de ingerir leche se presenta inflamación intestinal o diarrea. Algunas personas se dan cuenta a temprana edad y consciente o inconscientemente evitan ingerir lácteos; en otras, los síntomas pueden ser similares al Síndrome del intestino irritable o complicar una úlcera duodenal.

El problema se controla con dieta libre de lactasa o evitando bebidas lácteas. Un niño que carezca de la enzima lactasa no debe ingerir leche y sus derivados, sino sustitutos, como la elaborada con soya. El pediatra recomendará el tipo de esta leche que se adquiere en farmacias y tiendas naturistas. El yogurt es tolerado por ser leche predigerida, por lo que algunos intolerantes podrán tomarlo, así como un poco de queso. No olvidar consumir ensaladas de verduras crudas desinfectadas y abundantes frutas.

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