Planta proveniente de Europa, Asia, Africa y Norteamérica. Las partes usadas en medicina son flores y bayas, aunque también tienen efectos terapéuticos hojas, raíz y corteza. Sus flores se emplean, popularmente, para tratar resfriados y gripes.
El sauco tiene propiedades semejantes a la equinácea, sobre todo, si se combinan. Sus composición química contiene flavonoides y ácido fenólico que aumentan la transpiración y eliminación de secreciones bronquiales lo que descongestiona el árbol respiratorio y alivia los síntomas de la gripe y resfriado común y acortar el tiempo de convalecencia. Los triptenos contienen potasio, aceites volátiles, como ácido linoleico, linolénico, palmítico, mucílago, peptina, proteínas y azúcares.
Se le han atribuido propiedades antiinflamatorias, diuréticas, antivirales y antiespasmódicas (contrarresta cólicos), lo que explica, parcialmente, el beneficio en resfriados y enfermedades reumáticas; además, es reconocido como laxante y sedante. Sus flores se administran en infusión y pueden combinarse con menta, eucalipto y equinácea sin efectos secundarios conocidos.
Sus usos se extienden fuera de las vías respiratorias superiores, como en dolor de muelas, sarampión, asma, gota, dolores de cabeza, neuralgias, psoriasis y laringitis. Externamente, por vía tópica, en compresas para reducir inflamaciones y heridas.
Se emplea en infusión, aproximadamente 2 cucharadas soperas de la planta seca y triturada para un cuarto de litro de agua y se toma a lo largo del día. En tiendas naturistas se vende como tisana, extracto, cápsula, tintura y microdosis.
El sauco carece de efectos secundarios y, en dosis correctas, es inocuo. Al parecer, no tiene interacciones con medicamentos ni con remedios herbales, aunque habrá que tener cuidado en niños muy pequeños, mujeres embarazadas, enfermos del hígado y riñones, quienes deben consultar al médico para que lo prescriba de manera correcta
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