Calendario de la salud
Instrumento conceptual para medir el transcurso del tiempo y marcar las fechas rituales importantes. Sirve a la práctica médica popular, pues los días tienen sus aspectos fastos y nefastos que afectan a la salud. El más usado actualmente es el gregoriano, pero aún existen reminiscencias de versiones prehispánicas, según la Biblioteca de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM.
De los anuarios sobrevivientes, el mazateco, mixe y tzotzil destacan en la literatura etnográfica. Los tres comparten una serie de atributos, aunque no tanto respecto de la cronología que siguen. La fecha para iniciar el año y su correlación con el anuario gregoriano varía de una etnia a otra. En ellos existe un periodo igual: aunque existen coincidencias, como del 20 de julio a mediados de agosto cuando se incluye la época de la canícula.
Si se comparan, sobresale la mazateca por su vínculo con la práctica médica local. El primer mes, llamado chinihme (1 al 20 de enero), es época de profusa actividad ritual. En él, se realizan ceremonias como la wincha, que los congracia con la divinidad terrestre Chikón Nangui, para procurar salud y bienestar de la unidad familiar. Es este periodo los mazatecos "rozan" y limpian sus terrenos para cultivarlos posteriormente y le piden permiso a la deidad cuyos dominios están invadiendo. Si no se hace, puede castigar al agricultor enviándole una enfermedad. En el mes cheski (10 de febrero a 1 de marzo), los hombres de conocimiento cosechan las semillas de la Virgen (Turbina corymbosa) y las guardan para ceremonias adivinatorias y terapéuticas posteriores.
Durante la temporada de chavia (2 al 21 de marzo), se hacen los preparativos para sembrar el maíz y, nuevamente, es menester congraciarse con el Chikón Nangui para garantizar la buena cosecha y la salud del campesino. Chamastik (10 a 29 de junio) tiene una importancia especial, porque en él empiezan a brotar los hongos alucinógenos, panacea de la medicina mazateca. Chandú (9 a 28 de agosto) es el tiempo de peligros y grandes aguaceros; coincide en parte con la canícula: los aires abundan, las heridas se infectan y las enfermedades son más virulentas. La fiesta de Todos Santos cae en el mes de chakin (28 de octubre a 16 de noviembre), temporada en que también hay peligro de contraer un padecimiento. Este anuario es propio de la mazateca alta, no hay indicios de su existencia en la región baja.
La mayoría de los pueblos de México han sustituido el anuario prehispánico por el gregoriano, pero subsisten ciertos principios. Por ejemplo, el vínculo entre la fecha y el nombre. En tiempos precortesianos, el día del nacimiento determinaba el destino del sujeto y su apelativo. En la actualidad, sucede algo semejante: es común bautizar al niño con el nombre del santo que gobierna esa fecha. El patrono y el individuo comparten el mismo soplo anímico.
Además, persiste la idea de que hay ciertas jornadas fastas y otras nefastas, similar a la que se tenía en tiempos antiguos. Destacan, por su frecuente mención, los martes y los viernes, días cargados de energía, durante los cuales abundan los espectros enfermantes. En la región otomí, la imagen del Santo Entierro es benéfica, salvo esos dos días, cuando auxilia a los brujos para que realicen sus sortilegios. En los Tuxtlas, Veracruz, el primer viernes de marzo es el tiempo favorito de los hechiceros y fecha cuando el demonio concede entrevistas. Para los mixtecos de San Sebastián, Oaxaca, viernes y martes son "fieros" y en ellos no se debe lavar porque los espectros acuáticos pueden enojarse y enviar enfermedades.
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