Espanto de muerto
Tipo de susto causado por el encuentro con el espíritu o fantasma de una persona fallecida, según el Diccionario de Medicina Tradicional de México de la UNAM.
Es una creencia muy arraigada en amplios sectores de la población. En Cuajinicuilapa, Guerrero, consideran que la persona que en vida poseía una "sombra pesada", continúa siendo peligrosa después de su muerte, en especial si su sombra no ha sido "levantada". Bajo esas circunstancias deambula en forma de espanto, fantasma o espíritu por los lugares de su residencia terrestre. Sus efectos enfermantes son atribuidos a que captura la sombra de las personas, por lo que se dice "le tiene cogida la sombra, el muerto".
El contacto de tan particular enfermante con sus víctimas sucede en lugares ligados a los muertos, como cementerios o sitios donde ocurrió un homicidio, por lo que se evita transitar por lugares "sombrosos" o "pesados", expresiones que aluden a la sombra del difunto y las características del sitio. También es posible que un individuo atraiga a un muerto al recordarlo o soñarlo con frecuencia. Ante a este hecho, el finado siente lástima por abandonar el lugar y permanece entre los vivos. En los Tuxtlas, Veracruz, cuando alguien dice que continuamente "se le aparece un muerto" en sueños o durante la vigilia, se cree que "le agarró la sombra", por lo que está enfermo de espanto de muerto.
Para su curación, mixtecos de Jamiltepec, Oaxaca, acompañan al paciente al lugar de la aparición, donde rezan y ofrendan velas, copal, agua bendita, huevos y una gallina que luego la matan y se la comen. En los Tuxtlas, el terapeuta somete al enfermo a una limpia y le reintegra la esencia vital en una ceremonia, llamada levantar la sombra, procedimientos hacen cerca de la tumba del aparecido.
Los huaves de San Mateo del Mar, Oaxaca, van con el orador de la tierra, quien, con ofrendas y plegarias, suplica al muerto que se retire. Si el enfermo no mejora, solicitan los servicios del azota muertos, quien golpea al enfermo con un fuete para "sacarle el muerto" y dos hombres y una mujer echan humo y rezan en la casa, le pegan a la cama, a las paredes y a todo lo que encuentran a su alrededor. Después sacuden al enfermo y se golpean ellos mismos y a los presentes "para que no se les meta el muerto". Cuando "sacan al muerto", lo llevan al monte y lo maldicen, regresan a la casa a "limpiarla" con humo de chile y festejan la cura con una borrachera, pues "el muerto ya vio que son valientes y le da miedo regresar".
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