Sanguijuelas, anticoagulantes
El estudio de las sanguijuelas como uno de los anticoagulantes más interesantes en la medicina moderna atrae la atención de los especialistas, revela la revista Biodiversitas de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
El estudio, realizado por Alejandro Figueroa, Mark E. Siddall y Luis García Prieto, candidato a doctor por la City University of Nuew York, curador de anélidos del American Museum of Natural History of New York, y técnico académico de la UNAM, respectivamente, analiza el papel que juegan estos anélidos, cuya especie agrupa a unos 16 mil 500 tipos, en el mundo.
La estrecha relación entre las sanguijuelas y su predilección por la sangre hace que la gente los asocie con la medicina. Su uso data desde tiempos de Galeno cuando se utilizaban para tratar un sinfín de malestares para establecer el equilibrio de los humores. El uso intensivo de la variedad hirudineos en los siglos XVIII y XIX casi las extinguió en Europa.
El empleo de las sanguijuela en la medicina moderna se retomó en 1960, al usarse para restablecer el fluido sanguíneo de partes del cuerpo reimplantadas, en especial la hirudina, potente antitrombina, aislada de la Hirudo medicinalis.
Esta proteína y la antistasina, ghilanteina y lefaxina (inhibidores del factor Xa), la tridegina (inhibidor del factor Xllla), la hementina (con propiedades fibrinogenolíticas) y las moléculas que inhiben la agregación de las plaquetas, como la decrosina, son las más estudiadas.
“La capacidad de las sanguijuela para detener diversos pasos de la cascada coagulatoria hacen de ellas un interesante modelo de estudio, pues producen varias moléculas que podrían solucionar problemas médicos que van desde la
reimplantación de órganos y restablecimiento del flujo sanguíneos hasta el tratamiento de enfermedades vasculares”, sostienen los autores del estudio.
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