miércoles, octubre 24, 2012

Salud entre los indígenas


Aftas

Las aftas son lesiones o llagas blancas, redondas y dolorosas que aparecen dentro de la boca —por lo general después de un episodio de fiebre— y llegan a durar de una a tres semanas, desapareciendo en forma espontánea.


Al igual que en otros malestares bucales, para su tratamiento se realizan toques, untadas o enjuagues con el látex, maceración o cocimiento de diversas plantas, con variaciones regionales importantes, según la medicina tradicional mexicana, cuyo carácter es sólo cultural.

En Veracruz y Yucatán, se utiliza el látex del piñón (Jatropha sp.), de reconocida acción cicatrizante. En Morelos, emplean el tomillo (Thymus vulgaris), que posee propiedades antiinflamatorias y bactericidas, la capitaneja (Verbesina crocata) y el ajo (Allium sativum), entre otras especies vegetales. En Durango, se usa la hierba de San Juan, y en Baja California, aceite de limón (Citrus aurantifolia).

El término afta —del griego aphthai, quemaduras—, es un genérico que se usaba desde la época de Hipócrates para designar afecciones de la mucosa bucal.

Posteriormente, se delimitaron las diferentes clases de aftas, y las aquí tratadas corresponderían a las genuinas o estomatitis aftosa, ocasionadas por diversos agentes, como herpes, bacterias y hongos.
Se trata, en general, de una erupción, en la mucosa bucal, de vesículas que varían en color, forma y tamaño, y cuya sintomatología se asemeja a algunas de las registradas para los fuegos.

Al igual que en otros padecimientos bucales, su delimitación no siempre es clara y la denominación popular se usa indistintamente para diversas afecciones que, incluso, pueden presentarse en forma simultánea.

Ciertos elementos permiten distinguirlas de los granos de la boca, fuegos o algodoncillo, para el que hay descripciones detalladas y referencias epidemiológicas abundantes.

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