martes, febrero 24, 2015

Rediseño del nuevo ser humano

Búsqueda de la inmortalidad

“Los extremos se tocan”, dice un adagio popular. Eso es totalmente cierto. Resulta que en Palo Alto, en el Silicon Valley, California, biólogos y tecnólogos emprendieron una hazaña por demás audaz: extender los años de vida, más allá de la edad récord de 122 años.

Se trata de una conjunción de empresarios y biotecnólogos que la apuestan al desarrollo de la medicina antienvejecimiento, bajo la premisa de que “el envejecimiento no tiene porqué ser inevitable”.

En el fondo, buscan lo que el hombre ha añorado por siglos: la fuente de la eterna juventud. El proyecto de investigación busca romper los límites biológicos de la vida humana y hallar esa fuente que elimine desde la raíz el proceso de envejecimiento y las enfermedades asociadas con la edad.

A principios de este siglo, Oscar Rizzo, un médico de la nueva generación de facultativos que exploran otros tipo de medicamentes, más allá de los de patente, comentaba que el ser humano está diseñado por la Naturaleza para vivir hasta 120 años y que sólo puede morir por dos hechos: una infección no atendida o por un traumatismo.

“Fuera de estas dos posibilidades, el organismo humano tiene la capacidad de autorregenerase. Sólo hay que ponerle las condiciones para ello”, comentaba.

Esta nueva visión de la vida y de cómo enfrentar los problemas de salud hizo que florecieran los actuales tratamientos con medicamentos alternativos.

Cada vez, es más común encontrar en redes sociales, libros, revistas y hasta de boca en boca, tratamientos alternativos para los diversos padecimientos que aquejan a la Humanidad del Siglo XXI.

Así la salud ya no sólo es cosa de la medicina científica, sino de otros factores que ganan terreno a pasos agigantados.

“Mens sana in córpore sano (mente sana en cuerpo sano) fue uno de los inicios de la medicina moderna.

Este dicho trajo consigo la reinterpretación del binomio que la historia había disasociado: cuerpo y espíritu.

Ahora, hasta los médicos más recalcitrantes aceptaban que muchos de los padecimientos físicos tiene un origen síquico.

Sanar el cuerpo requiere también de sanar el alma, espíritu o como se le denomine a esta asociación entre los físico y lo anímico.

Tal vez, el más remoto antecedente de esta nueva visión de la recreación del ser humano sea el ya clásico libro “El retorno de los brujos”, escrito en 1960 por Louis Pauwels y Jacques Berger, cuyo subtítulo es más que ilustrativo: “Una introducción al realismo fantástico”.

Bien, a las bases de los proyectos de investigación de Palo Alto, California, se suman los trabajos que desarrolla Joseph Mercola, quien insiste, una y otra vez, que debe revolucionarse la dieta actual (basada en criterios comerciales más que nutricionales) para que el organismo humano adquiera la salud.

Mercola no es más que una de las cabezas visibles de este nuevo movimiento de la búsqueda de la salud perdida con el aumento de años a la edad que las medicinas occidentales no han podido superar la dicotomía entre más edad y menos salud.

Los críticos de esta forma de vida “enfermiza” no aceptan que ese aumento de años se sostenga con medicamentos que, al final de cuentas, intoxican al mismo organismo.

Sostienen que debe haber un camino que lleve a que esos años ganados a la muerte sean también saludables y con calidad de vida.

Es aquí donde convergen ambas visión de la salud: la medicina científica, que acude a la biotecnología y nanotecnología para mejorar la calidad de vida del ser humano, con el retorno a los tratamientos alternos que hurgan en el pasado los principios del buen vivir.

Adiós al envejecimiento

Entre los proyectos de investigación antienvejecimiento más ambiciosos destaca el Premio Palo Alto a la Longevidad, un concurso científico de mil dólares “dedicado a acabar con el envejecimiento”, señala su sitio Web oficial.

Fue lanzado a fines del año pasado por el médico coreano-estadounidense Joon Yun, gerente de fondos de cobertura de Palo Alto Investors, LLC, quien, a través de esta iniciativa, busca “nutrir las innovaciones que acaben con el envejecimiento mediante la restauración de la capacidad homeostática del cuerpo y promover la ampliación de una vida útil prolongada y saludable”, es decir, “hackear el código de la vida y curar el envejecimiento”.

La capacidad homeoestática es “la capacidad de los sistemas de estabilizarse por sí mismos en respuesta a factores de estrés”, como el desvelo, cruda o lesión, de los que toma más tiempo recuperarse a medida que envejecemos, explica la iniciativa de Yun.

“Debido a que la capacidad homeostática es innata (...), sentirse saludable se siente como ‘nada’ cuando somos jóvenes. Nos damos cuenta de ello sólo después de que la empezamos a perder en la mediana edad”.

Según The Guardian, 15 equipos científicos han entrado al concurso, que consistirá, en primera instancia, en demostrar la restauración de la vitalidad y la extensión de la vida en ratones en un 50 por ciento.

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