miércoles, julio 01, 2015

Diseño del nuevo ser humano

Bebidas ligth, un engaño

Cuando aparecieron las bebidas de dieta o ligth, por su supuesto bajo contenido de azúcares, algunos dueños de tiendas de barrio aconsejaban a quien buscaban ese tipo de refresco, no tomarlo y preferir los tradicionales.

Desde luego, no tenían argumento alguno para dar tal consejo. Recurrían al simple sentido común. Creían que los refrescos ligth eran un engaño.

Ese tipo de bebidas vino acompañado por un fuerte despliegue publicitario que las hacía irresistibles para quien deseaba consumir menos azúcar y, en consecuencia, bajar de peso.

El tiempo le dio la razón a los viejos tenderos. Ahora se sabe que las bebidas comerciales de dieta son un engaño.

Existen fundadas argumentaciones para ello. Ya no sólo la simple corazonada o el sentido común, sino estudios e investigaciones que ponen en tela de juicio tal bondad de esas bebidas.

Según Josehp Mercola, las sodas y otras bebidas azucaradas han sido señaladas como algunos de los principales culpables de la epidemia de obesidad.

Explica que “en un evidente esfuerzo para salvar a la industria de las bebidas, empresas como Coca-Cola desarrollaron anuncios brillantes para promocionar el mito de que sólo hay que hacer más ejercicio para quemar las calorías extras. Esta ‘sabiduría convencional’ ha sido firmemente desmentida por la ciencia. No todas las calorías se cuentan de la misma manera.

Además, recientes investigaciones han demostrado que el aspartame empeora la sensibilidad a la insulina en un grado mayor que el azúcar, por lo que es una amenaza oculta para las personas que tratan de controlar su diabetes.

Según un informe publicado en el diario Trends in Endocrinology & Metabolism, los bebedores de soda de dieta realmente sufren exactamente los mismos problemas de salud que quienes optan por la soda regular, incluyendo un aumento excesivo de peso, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y derrames cerebrales, precisa Mercola.

Señala que parte de la razón por la que los endulzantes artificiales no funcionan para ayudar a perder peso y controlar la insulina se relaciona con el hecho de que el cerebro simplemente no se deja engañar por el sabor dulce sin la presencia de calorías.

“FoodNavigator.com recientemente escribió en The Journal of Physiology, los resultados de la investigación sugieren que nuestro placer de consumir soluciones dulces es impulsado, en gran medida, por la cantidad de energía que proporciona -lo que revela que una mayor ‘recompensa’ para el cerebro se atribuye a los azúcares en comparación con los endulzantes artificiales".

Asimismo, Scientific American, recientemente, publicó un artículo que explica la ciencia detrás de este fenómeno. “En pocas palabras, cuando come algo dulce, el cerebro libera dopamina, lo que le provee una sacudida de placer”.

Según esta teoría, el centro de recompensas del cerebro se activa. La hormona leptina reguladora del apetito también es liberada, lo que eventualmente informa a su cerebro que está "lleno" una vez que se han consumido una cierta cantidad de calorías.

Por el contrario, indica, cuando consume algo dulce, pero no calórico (es decir, un endulzante artificial), la vía de placer de su cerebro aún está activada por el sabor dulce, pero no hay nada para desactivarlo, ya que su cuerpo todavía está en espera de las calorías. Como resultado, podría terminar por comer en exceso.

“Algunos datos sugieren que tomar sodas con cero calorías podría duplicar el riesgo del síndrome metabólico, factor de enorme riesgo para la diabetes y enfermedades cardiacas. Otros recientes informes muestran que el consumo de estas bebidas está vinculado a mayores tasas de depresión", sostienen.

Concluye Mercola: “Al final, la investigación nos dice que los endulzantes artificiales no son más que una quimera cuando se trata de ser la ayuda a una persona que están a dieta, porque, al contrario de lo que afirman las campañas de marketing, los endulzantes artificiales bajos o sin calorías son más propensos a ayudarle a aumentar peso en lugar de eliminarlo”.

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